Desde finales del 2018 el Departamento de Regulación Sanitaria, del gobierno municipal, cambió la regulación para las personas que ofrecen servicios sexuales en la capital del estado, con la intención de no estigmatizar ni criminalizar el trabajo de las personas que se dedican a esta actividad.
Anteriormente se realizaban rondines por parte de los inspectores para comprobar que cada persona trabajadora sexual contara con un carnet de salud, al cual estaban obligadas a pagar y portar para poder ofrecer sus servicios, así como a realizarse exámenes clínicos por el que les llegaban a cobrar hasta 500 pesos.
De acuerdo con el doctor Fernando Salcedo, encargado de dicho departamento, la nueva modalidad de trabajo fue consultada y aprobada por distintas organizaciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Conasida, Fátima A.C., Unión y Fuerza de Mujeres tras de Chihuahua, el programa estatal de VIH, el Instituto Municipal de las Mujeres y Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, entre otros grupos representativos, estas organizaciones consideraron que el antiguo registro de índole obligatorio era ofensivo y discriminatorio.
“Ya tienen como dos meses que no nos exigen la tarjeta de registro, que por los derechos humanos, que porque aunque una persona esté enferma no pueden negarle que trabaje, que ya no somos un número más. De perdida sabíamos si andábamos bien porque nos checaban cada ocho días y ahora ya no. Eran 25 pesos por semana y 500 por mes cuando nos mandaban a hacer análisis, además de atención médica para la familia. Nos ha afectado en que hay muchas personas que vienen a trabajar infectadas de sida, hay muchos con sida aquí, hombres y mujeres”, explicó Connie, una prostituta de la calle 12 en el Centro de la ciudad.
Con el nuevo modelo de trabajo, que entró en vigor desde finales del 2018, se les entrega sin costo el certificado de buena salud, se ofrecen distintos servicios a los que antes no tenían acceso como la consulta médica gratuita y especializada, dotación de preservativos y lubricantes, exámenes a bajo costo, además de pláticas sobre el cuidado de la salud general y para identificar cualquier síntoma de enfermedades sexuales.
“Queremos hacer servicios más amigables y trabajar en coordinación. Se está trabajando para que entre ellas se enseñen unas a otras a cómo utilizar correctamente el condón y a identificar algún síntoma de alguna enfermedad. Creemos que con este nuevo modelo, lejos de alejar a las personas y de ver esto como una obligatoriedad, ahora estamos trabajando en conjunto”, dijo Salcedo.
Indicó que de momento se tiene un padrón de 270 personas trabajadoras sexuales, cuya edad va desde los 18 años hasta los 64 años, por lo que se atienden diferentes padecimientos como diabetes, hipertensión, problemas renales, entre otros. Cabe resaltar que la cifra tiende a variar de acuerdo con las temporadas del año, pues algunas de las trabajadoras sexuales viajan a diferentes municipios en busca de más clientes.
Según el encargado, actualmente no se ha detectado ningún caso de sida en este sector de la población durante los últimos dos años, esto gracias a las campañas de información sobre la prevención de enfermedades sexuales. Además de que se les ofrece la prueba rápida del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y sífilis de manera gratuita una vez a la semana, mientras que el Papanicolaou se realiza cada seis meses con un costo de 10 pesos.
El primer cuadro de la ciudad ha sido conocido durante años por ser el escenario de decenas de mujeres y hombres dedicados al “oficio más antiguo del mundo”. En un perímetro de 15 cuadras, desde la calle Julián Carrillo hasta la calle Aldama, y desde la Ocampo hasta la 14, se pueden observar a sexoservidoras en la orilla de la banqueta, a las afueras de los hoteles o sentadas en las esquinas, esperando por sus clientes.
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