La pandemia por el Covid-19 no sólo ha representado un problema de salud, sino que también económico, y los vendedores de puestos de comida son sólo una parte de la población que se ve afectada por las pocas o nulas ventas que han tenido durante los últimos dos meses, a consecuencia de la poca afluencia de personas en las calles.
Aunado a esto, los apoyos gubernamentales no les han llegado, y aunque no cuentan con un local formalmente establecido, los vendedores de comida también requieren de apoyo en esta etapa de crisis, en la que sus ganancias se han visto realmente mermadas.
No sólo los vendedores de comida frente al IMSS, sino que en su totalidad, todos los que existen en la ciudad tanto de alimentos preparados como uno que otro que ofrece dulces y refrescos, sufren los primeros estragos económicos de la pandemia.
Los vendedores aseguran que ya son dos meses los que han sufrido por las bajas ventas, que se han disminuido más durante la última semana, lo que atribuyen a que muchas personas que estaban saliendo de los domicilios, ahora no lo hacen, además de que en el hospital del IMSS se tiene un estricto control para evitar las aglomeraciones, y al no permitir la presencia indispensable de personas, los vendedores pierden clientes.
Otro de los comerciantes de comida, ubicado afuera del Hospital General, dijo no creer en el virus, por lo que no tiene miedo de contagiarse, pero sí le preocupa no sacar lo suficiente para mantener a su esposa y dos hijos y pagar un crédito que sacó hace poco, por lo que cada peso que gana ahora lo guarda celosamente.
Hay días, principalmente a inicio de semana, en que más vendedores deciden abrir sus puestos, sin embargo, muchos han optado por turnarse para dar oportunidad a llevarse las ventas por grupos, pues entre ellos saben que no hay más que seguir.
Javier se dedica a la venta de dulces y frituras desde hace ya varios años, pero la baja de personas en las calles ha provocado una disminución considerable en sus ganancias, pues la poca gente que hay no quiere gastar en dulces, pues también enfrentan una época de vacas flacas.
Este panorama, dijo el vendedor, lo mantiene en constante estado de estrés, aunque señaló que al menos él vende más que quienes preparan comida “en forma”, pues las personas optan por los precios más bajos, y compran un par de dulces para pasar la mañana.
En Chihuahua, la comida callejera ha sido favorita entre personas que trabajan o estudian, y son éstos los principales clientes de puestos de tortas, burritos, tacos, entre otros alimentos que se ofrecen en puestos de la ciudad, sin embargo, la pandemia por el Covid-19 ha dejado a muchos sin sustento económico ante el cierre de empresas o la suspensión de negocios propios, por lo que también han dejado de consumir fuera de casa.
Gobernación Municipal
El Departamento de Gobernación Municipal informó que constantemente lleva a cabo recorridos por los diferentes puestos de comida que permanecen abiertos en la ciudad para vigilar que los vendedores cumplan con el uso de cubrebocas y guantes, y que la comida sólo la ofrezcan para llevar.
Se informó, que los vendedores de comida pueden permanecer ya que la preparación de alimentos se considera una actividad indispensable, pero si existe incumplimiento se les retira de inmediato del lugar.
Desde que comenzó la contingencia sanitaria, las autoridades han insistido en el uso de cubrebocas para quienes deban salir a trabajos o a hacer compras básicas, pero también y por obvias razones a quienes preparan comida, quienes además deben usar guantes de látex, tener un constante aseo de las áreas, lavarse las manos constantemente y ofrecer comida sólo para llevar.
En algunos puntos se han cumplido las disposiciones para permitir las ventas, aunque el uso de guantes no es muy común, pues además son los propios vendedores quienes deben adquirirlos, lo que supone un gasto extra a sus endeudados bolsillos.
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