El arzobispo de la Arquidiócesis de Chihuahua, Monseñor Constancio Miranda Wecmann presidió la sagrada eucaristía dominical, en el marco de la solemnidad de la Santísima Trinidad, en la Catedral Metropolitana de Chihuahua, ante la asistencia de decenas de fieles católicos.
Al meditar en la Palabra de Dios y la solemnidad que se celebra, mencionó que la Santísima Trinidad es uno de los grandes misterios de la Iglesia, y mencionó que toda la liturgia de la eucaristía invita a contemplar con amor y con agradecimiento a cada una de las tres personas, el Padre que ha creado la vida, la redención salió del corazón de Cristo, del hijo; y la santificación del Espíritu Santo que desde el bautismo habita en las personas, componen la Santísima Trinidad.
En ese sentido, destacó que la Trinidad constituye el misterio supremo de la fe; y explicó que misterio, no es algo escondido o secreto, sino que misterio en las cosas de Dios, es el corazón abierto de Dios a las personas, para que lo conozcan y lo amen.
“Sabemos lo que Dios mismo a través de las sagradas escrituras y que su hijo Jesús nos ha revelado, este misterio que no podemos comprender totalmente, pero sí podemos vivirlo, como San Pablo que se despedía de una manera muy cercana de las comunidades cristianas que él visitaba, decía “la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”, manifestó.
Para finalizar, dirigió el rezo de la Salve para pedir por el fin de la pandemia Covid, ante la imagen de Nuestra Señora de Fátima, que fue colocada en la Catedral Metropolitana de Chihuahua, durante el mes de mayo que está dedicado a la Virgen, y al rezo del Rosario de una manera especial.