Hace 331 años que una pareja de enamorados vieron el nacimiento de lo que sería el punto de partida para el desarrollo de esta región: el Mineral de Cusihuiriachi que conmemora el primer denuncio hecho por don Antonio Rodríguez.
Marcelino Martínez Sánchez, historiador local, expresó que Cusihuiriachi nace en torno a esta leyenda. Antonio Rodríguez y María Quiroga toman la decisión molesta e incómoda para el rico minero de Real de Minas de Cieneguilla, porque el joven aventurero, expulsado de Santa Fe, es quien enamora a su hija María, se la robó, provocando, en aquel tiempo una de las grandes deshonras al apellido y más tratándose del más rico personaje del lugar.
En esa aventura, yendo rumbo a la misión jesuita de San Bernabé, en los cerros de la ranchería rarámuri de Cusihuiriachi pasan la noche, usando leña de un tipo de encino que genera altas temperaturas, tan altas que logran fundir la piedra. Esta combinación y el destino marcarían la vida de estas tierras para siempre.
A la mañana siguiente, la pareja encuentra entre las cenizas pequeñas placas de plata fundida, entusiasmando a la pareja que regresa a dar aviso, pues el control de minería estaba en la Alcaldía de Cieneguilla.
Una vez ahí, Antonio es aprehendido y condenado a castigos, fue llevado a Parral a la sede de justicia, y ahí le aplicaron el peor tormento de la época: el garrote.
Sujeto a un gran palo, se le aplicó un torniquete amarrado al cuello, había que hacerle pagar por el gran daño moral que hizo a la familia. Sin embargo, refiere el historiador, lo aprietan, pero no tanto, lo escupen, pero hacia un lado, lo apedrean, pero sin atinarle, es decir, sólo fue un castigo para resarcir aquello.
Ahí se hace el primer denuncio de la mina, la San Bernabé o al Descubridora, era el 4 de agosto de 1687, comenta Marcelino Martínez, para octubre el alcalde mayor, don Pedro de Ortogón y Sierra, autoriza el poblamiento, pero el ruido de la plata pronto atrajo a mucha gente.
Para febrero del siguiente año, anda en Cusihuiriachi el gobernador de la Nueva Vizcaya, su cabecera era Durango, pero la administración estaba en Parral, entonces viene don Juan Isidro Pardiñas Villar y Francos, viene a autorizar el nacimiento del Real de Minas de Santa Rosa del Pirú, a definir los solares gubernamentales religiosos y civiles, en lo que ahora conocemos como el templo de Santa Rosa.
Se crea la Alcaldía que tenía jurisdicción a todo el noroeste de Chihuahua hasta los límites con Sonora, la otra correspondería a Álamo, Sonora. Se vienen muchas familias, de apellidos que luego pasan a la historia porque además como don Antonio Trasviña y Retes, Nicolás Cortés de Monroy, que fueron los que levantaron el dedo para decidir sobre la formación de San Francisco de Cuéllar, después el Real de San Felipe y luego ya Chihuahua.
Para 1831, los historiadores de la época afirman que Cusihuiriachi tiene 14 mil 50 habitantes. Su paso por la vida dio frutos, abundantes, se decía para 1897 en la mina la Reina, la plata se bajaba en tajos con hacha. Tal fue su esplendor y generosidad.
De Cusihuiriachi, personajes famosos han dado gloria a Chihuahua y a México, como el cineasta Santiago Eduardo Urueta Sierra (1904-1979); el doctor Salvador Zubirán Anchondo (1898-1998); el Príncipe de la Palabra, Jesús Urueta y hay quienes afirman que los paisajistas de apellido Helguera, tuvieron sus orígenes en el mineral.
Cusihuiriachi es símbolo de la grandeza de Chihuahua, que se finca en los yacimientos de plata que hay en el estado, celebra sus 331 años, hoy con un promedio de 100 habitantes en su cabecera municipal, la minería como actividad secundaria, pero con un cúmulo de historia que atesora, así como la plata, el origen de toda la región.