En el marco del décimo tercer aniversario del asesinato de Marisela Escobedo Ortiz, una treintena de personas se congregó en la Cruz de Clavos a fin de recordar a esta activista con diversas actividades por medio de las cuales exigieron justicia a este crimen que se mantiene impune y que, según sus palabras, “sigue siendo la vergüenza del gobierno en todos sus niveles”.
Portando fotografías que muestran la lucha que encabezó Marisela en su momento, escuchando la canción compuesta en su honor, haciendo una breve reseña de su vida y la lucha como activista, así como armando un par de ofrendas florales en la placa conmemorativa que se encuentra a las afueras del Palacio de Gobierno, lugar en el que cayó asesinada, es como recordaron un año más de su muerte.
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“Yo quisiera que la muerte de mi hija no fuera en vano, que la muerte de mi hija fuera el último feminicidio de esta ciudad”, fueron las palabras que quedaron grabadas y que los asistentes replicaron a fin de recordar a las autoridades el pendiente que tienen no solo en ese caso, sino en general de la lucha contra la violencia de género.
Los organizadores del evento hicieron hincapié en que se tienen transcurridos 5 mil 586 días sin justicia para Rubí y 4 mil 748 días sin justicia para Marisela.
En ese sentido, dieron igualmente lectura a una serie de peticiones dirigidas al Gobierno en el que exigen principalmente mayor partida presupuestal a fin de poder implementar acciones que permitan prevenir y erradicar la violencia en contra de las mujeres. Asimismo, demandaron se realice una investigación sobre el asesinato de Marisela Escobedo, pues “la justicia para Marisela es justicia para todas”.
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Recordaron que desde hace treinta años se comenzaron a denunciar los actos violentos cometidos en contra de las mujeres, convirtiéndose Escobedo Ortiz en la más grande activista e investigadora del feminicidio de su hija Rubí.
Precisaron que siguen esperando que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos con sede en Washington le dé seguimiento al caso de Marisela y determine a las autoridades mexicanas las acciones a implementar.
“Desde hace trece años estamos llorando su muerte”, externaron los organizadores del evento, quienes dejaron claro que, a pesar de la omisión del Gobierno, no podrán borrar la memoria de Marisela, pues precisaron que se mantendrán cada año honrando su vida.
Hace trece años, la madre activista se encontraba preparándose para vivir la Navidad en la Plaza Hidalgo, junto a la Cruz de Clavos. Planeaba comprar un pino para vestirlo de luto, pero el 16 de diciembre de 2010, cinco minutos después de que cerraron las puertas del Palacio de Gobierno, sujetos armados la asesinaron.