Ganaderos, productores y colaboradores en la producción agroalimentaria y pecuaria oraron por el don de la lluvia y la vida.
Este miércoles los integrantes de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua elevaron una plegaria como una forma de agradecer las bendiciones recibidas por las lluvias.
Cabe mencionar que el campo de Chihuahua atravesaba por una situación crítica y el pasado 6 de julio, en el domo de la UGRCh se celebró una misa para pedir a Dios su auxilio para que en el estado lloviera, con ello se mitigaría la sequía y la recuperación del campo y el hato ganadero sería viable.
A dos meses se realiza otra ceremonia de oración para agradecer el atípico temporal lluvioso que azota a la entidad, que sin duda beneficiará a todos los seres.
El sacerdote José Juan Porras Méndez los exhortó a agradecer por el don de la vida y por la lluvia atípica que como resultado trae vida, lo que se puede observar en los cerros y las tierras reverdecidas.
Señaló que los agricultores y ganaderos se ven beneficiados, y al final de cuentas todos los ciudadanos obtienen algún beneficio.
La celebración eucarística también se ofreció por el eterno descanso de Imelda Álvarez de Wallace y Justina Hernández, madres de socios y colaboradores.
Los ahí reunidos reflexionaron el evangelio según San Lucas, el sacerdote señaló que para el hombre es imposible conocer los designios de Dios, porque sus pensamientos son inseguros y sus racionamientos pueden equivocarse.
“Si hace dos meses nos hubieran dicho que íbamos a tener estas lluvias copiosas más de uno hubiera dicho: estas loco que no vez las presas”, mencionó el sacerdote, quien resaltó que los designios de Dios son impredecibles.
“Ahora con esta lluvia copiosa, nadie se puede quejar de que no hay agua. A veces no comprendemos los designios de Dios”.
Destacó que actualmente hasta está en alerta el municipio de Camargo por el probable derrame de La Boquilla, que pudiera afectar varios predios.
“Ahora nos toca salir al encuentro de quien está sufriendo, nosotros agradecidos por las lluvias nos toca ayudar al prójimo que sufre por la lluvia”.
El párroco de San Juan Pablo II los conminó a ayudar, si en sus ranchos un camino ha sido afectado lo reparen con su maquinaria o si sus empleados no pueden pasar por el agua apoyarlos, “Vamos siendo agradecidos con el Señor y no ser egoístas, ser conscientes de ayudar al hermano, al vecino, a los demás”.
Les dijo que ahora el Señor les pide ser correspondientes para sacar un ciclo agrícola y ganadero por el bien de las familias, porque todos son parte de la avalancha de beneficio.