Este Martes Santo se realizó la consagración del Santo Crisma, que se convierte en la presencial del Espíritu Santo que actúa en el que es ungido, además en la celebración eucarística los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales.
La misa crismal es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma con el que serán ungidos quienes se acerquen a los sacramentos del bautismo y confirmación, así como quienes sean elegidos en el misterios del sacerdocio.
La celebración fue presidida por el arzobispo don Constancio Miranda Weckmann y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, donde hizo un llamado a la paz y a ser partícipes de la unción sacerdotal de Cristo, para transformar vidas.
Llamó a los sacerdotes a ser imagen de Cristo y portador de su palabra al ejercer los servicios sacramentales para la salvación de la persona.
“Es la fe en Cristo la que nos da fuerza para mirar el futuro, sigamos adelante hermanos sacerdotes con el gozo de nuestro ministerio, sabiendo que tenemos en nosotros el gozo de aquel que nos ha llamado y que no nos abandona”.
Dijo sentirse agradecido a Cristo por el donde del sacerdocio en su persona y en la de presbíteros, decanos, vicarios y diáconos, “Siento el amor misericordioso del padre que se destila y se mueve en nuestros corazones, el Espíritu del Señor esta en mi porque me ha ungido”.
Con el signo de la unción Dios mismo les ha encomendado la acción sacerdotal y profética a los hombres para que puedan cumplir con el encargo para el que fueron elegidos. “¿Quieren ser fieles dispensadores de los misterios de Dios por medio de la sagrada eucaristía y de las acciones litúrgicas y cumplir fielmente con el sagrado oficio de enseñar a ejemplo de Cristo?”. Los sacerdotes presentes al unísono renovaron su promesa.
El jerarca de la iglesia católica preparó el Santo Crisma, mezclando óleo y perfume, sopló sobre el óleo como signo de vida en la cual Dios creó al hombre y el sopló de Jesucristo Resucitado quien habiendo deseado la paz a sus discípulos les dio la oportunidad de ser ungidos por el Espíritu Santo.
“Te pedimos Dios, por el poder de tu gracia que este aceite y perfume se convierta en sacramento de bendición, derrama generosamente los dones del Espíritu Santo sobre los hermanos ungidos con este crisma, adorna con el esplendor de la santidad los lugares y objetos marcados por este óleo santo, pero sobre todo por el misterio de este Santo Crisma haz crecer a su iglesia para que seas tú en todos”.
El rito de la misa crismal, incluye la renovación de las promesas sacerdotales, por lo que don Constancio Miranda señaló que Dios con la unción del Espíritu Santo constituyó a su unigénito como signo de la alianza nueva y eterna.
“Cristo no solo confiere la dignidad del sacerdocio a todo el pueblo, sino con especial predilección elige a algunos y mediante la imposición de las manos los hace participes a fin de que renueven en su nombre el sacrificio redentor, que preparen el banquete pascual, que fomenten la caridad en el pueblo, que lo alimenten con la palabra y lo fortifiquen con los sacramentos, además de que se esfuercen en reproducir la imagen de Jesucristo”.
El arzobispo hizo entrega de los óleos a los representantes de las parroquias, no sin antes decirles que los Santos óleos entrañan el significado en el ser y deber de Cristiano, que son símbolo de la gracia y carismas del Espíritu Santo, por lo que les pidió un gran respeto que se manifieste en conservarlos en recipientes apropiados, en un lugar seguro y visible al pueblo.
“Los invito a ser no solo portadores de este signo sagrado, sino colaborar para que en su comunidad crezcan los valores y el significado de los mismos”.
Los representantes de los Decanatos y parroquias que integran la diócesis recibieron su dotación.
La celebración culminó con vivas a Cristo Rey, a la Virgen de Guadalupe y a San Pedro de Jesús Maldonado.