El sacerdote jesuita Javier Ávila Aguirre lamentó la muerte de José Noriel Portillo Gil, presunto asesino de dos sacerdotes jesuitas y dos civiles en la Sierra Tarahumara, pero señaló que este hecho es una derrota para el gobierno estatal y federal, porque la muerte de cualquier persona es lamentable, no se celebra ni tampoco se agradece.
“No es un triunfo de los gobiernos, al contrario llama a mejorar el sistema de justicia que es muy malo”, dijo el fundador de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, A.C. (COSYDDHAC), una de las organizaciones que solicitó las medidas cautelares para los religiosos que laboran en Cerocahui, municipio de Urique.
Con antelación, Pato Ávila había señalado que sería lamentable que otras personas fueran quienes entregaran al delincuente y no las autoridades en busca de justicia.
El 18 de marzo de 2023 fue localizado un cuerpo en una brecha cercana a Choix, en Sinaloa, “El Chueco” es el responsable de la muerte de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, junto con Pedro Heliodoro Palma y Paul Berrelleza Rábago.
José Noriel Portillo Gil integrante del grupo delictivo Gente Nueva brazo armado del Cártel de Sinaloa por quien se ofrecía una recompensa de 5 millones de pesos para quien diera información para lograr su captura.
Con su muerte, asegura el Padre Ávila, no se termina la violencia, sino que se crece la exigencia para restablecer la paz, buscar caminos de justicia, colaborar para la seguridad.
Dijo que en la última reunión con los jesuitas se propusieron varios proyectos y se trazaron algunas rutas y sobre ello se seguirá trabajando de la mano de gobierno para lograrlos.
“La inseguridad y la muerte sigue rondando la región, ahí están los muertos de los días pasados en Guachochi. Esto no es un respiro”, dijo que si bien El Chueco era un objetivo prioritario, no es el único que siembra terror y muerte en la Sierra Tarahumara.
El sacerdote jesuita dijo que el llamado es a seguir trabajando y construyendo, tanto con el gobierno federal como estatal, porque lo que ofrecieron el trabajo, manos, mente y corazón para seguir sumando como sociedad.
“Como sociedad debe ser un trabajo horizontal, donde todos nos involucremos y dentro de la sociedad esa la Compañía de Jesús y estamos dispuestos a trabajar para construir un mundo de más paz, fraternidad, justicia y verdad”.