Asiste el embajador de Líbano en México a misa en San Charbel

La ceremonia religiosa fue ofrecida por el Padre Alberto Meouchi

Paloma Sánchez | El Heraldo de Chihuahua

  · domingo 14 de noviembre de 2021

Foto: Alberto Hierro | El Heraldo de Chihuahua

El embajador Sami Nmeir, su esposa e hija; la comitiva del Centro Libanés en México, presidida por Michel Kuri, entre otros distinguidos integrantes de la comunidad libanesa en México, participaron de la santa misa celebrada por el Padre Alberto Meouchi, en la Parroquia Maronita de San Charbel.

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La asistencia a la ceremonia religiosa, a la que acudieron fieles maronitas, entre la comunidad libanesa radicada en la ciudad de Chihuahua, se contempla como uno de las últimas actividades de la visita fraternal a la capital del estado grande de México.

“En este domingo la liturgia maronita da inicio al ciclo de los anuncios. Una serie que anuncia el nacimiento del Redentor, que es el adviento, la espera a la gloriosa navidad. Hoy me siento muy contento y agradezco la presencia por primera vez en esta ciudad de su excelencia, el señor embajador de Líbano en México, el doctor Sami Nmeir, de su distinguida esposa Maya y de su tierna hija, Lara. Acompañado por nuestros amigos la familia Ayub, bajo la hospitalidad de la familia Aude”, manifestó el Padre Meouchi.

Foto: Alberto Hierro | El Heraldo de Chihuahua

Dentro de su homilía, hizo referencia a la encíclica a Líbano, del Papa Juan Pablo, a la que llamó Cristo es nuestra esperanza.

“Y hoy, con su presencia, querido embajador, se entiende por qué, el Santo Padre se refirió con este sugerente título en su carta apostólica a Líbano, pues su estancia en Chihuahua como representante de Líbano en México ha reflejado esa solidaridad y testimonio de amor y de esperanza del hermoso pueblo de los cedros”.

El pueblo libanés tiene un corazón acogedor, tolerante, de diálogos, de encuentro. El espíritu de Líbano es ajeno de cualquier tipo de integrismo, fanatismo o sectarismo. Esto lo diferencia de otros países, es una gran cualidad, donde la vida social y política está muy condicionada por los extremismos que a menudo, injustificadamente, hacen referencia también a la religión. El Líbano es una sociedad abierta, es un país donde las diversas comunidades culturales y religiosas co existen y conviven, respetándose recíprocamente, respetan y aman la identidad del otro, ese es el mensaje de este gran país.

Esta es una de las características por tanto, de lo grande de este pequeño territorio de 10 mil 452 kilómetros cuadrados. Gracias señor embajador y familia por su presencia.

Nos acompañan también de la Ciudad de México, el presidente del Consejo Directivo del Centro Libanés de México, Michel Kuri; el presidente de la Asociación Mexicana Libanesa de Abogados Gerardo Gozaín, presidente de la Unión Maronita, Ricardo Kahwagi, y nuestro querido Nabih Chartouni, promotor del idioma libanés.

A todos los demás visitantes que han llegado a Chihuahua en su tradicional torneo de basquetbol, el Padre Meouchi les extendió una afectuosa bienvenida.

Foto: Alberto Hierro | El Heraldo de Chihuahua

El Padre Meouchi disertó en su homilía, sobre el anuncio del ángel a Zacarías, sobre el nacimiento de su hijo, y exhortó a la colectividad libanesa a cumplir con el papel a desarrollar y no olvidar las raíces de sus padres y de la misión de servir a Dios y al prójimo.

“Tenemos una tradición oriental propia que no debemos perder. Así como conservamos un apellido de origen libanés que no deseamos olvidar, portamos también, una fe en Cristo Jesús, una tradición cristiana que nos debe empujar a vivir los sacramentos, a esforzarse por tener una vida congruente a los principios cristianos de honradez, fidelidad, trabajo, familia, pureza, buenas costumbres, sobriedad, de caridad, generosidad, hospitalidad, ajenos al robo, la corrupción o la indecencia”, invitó.

En ese sentido, les instó a luchar por santificarse y de ser como sus padres que fundaron el Líbano, hombres y mujeres de esfuerzo, que derramaron su sangre por amor al valle santo, a su pueblo, por amor al mundo y a la humanidad.

“Estos hombres y mujeres, incluso, se caracterizaron por defender a Dios y a la familia, a la fe y a las costumbres cristianas. Que Nuestra Señora de Líbano, que tanto amamos, interceda por todos nosotros y nuestras familias y nos ayude a comprender que en cada persona está la impronta de Dios y una misión que cumplir, que hace de cada persona un santuario de fidelidad cristiana, que despierte la alegría, el asombro y la gratitud del amor a Dios y al prójimo”, manifestó Alberto Meouchi.

Como un detalle de cariño, el Padre Meouchi obsequió al señor embajador Nmeir y su familia, una imagen de la fotografía de la estatua que se encuentra en el Vaticano, con la firma del escultor, Marco Augusto Dueñas. También se entregó a Cristina, Linda y Gabriel Aude la insignia honorífica de los cedros de San Charbel, de manos del embajador de Líbano en México, Sami Nmeir.

Además de un detalle al señor Simón, de un corazón hecho de piedra, representando a la minería y en señal de que el corazón de Chihuahua queda con ellos.