En el discurso emitido en la toma de protesta del presidente municipal de Chihuahua, Marco Antonio Bonilla, la gobernadora, María Eugenia Campos, hizo hincapié que, “ante los retos, Chihuahua es una promesa de libertad, de democracia, de estado de derecho”.
Asimismo, añadió que “conocemos la importancia de los valores que sustentan nuestras instituciones y los vamos a seguir defendiendo”, al tiempo en el que refirió que tanto el Estado como la ciudad “es uno de los pilares que sostienen la pluralidad y la democracia en México”.
En ese tenor, señaló que Chihuahua es una tierra prometida para toda aquella que aspire a ser mejor y hacer el bien; “es una promesa de inclusión, sincretismo y unidad, aquí cabemos todos, todo aquel que desee una vida honrada”.
Detalló que, hace diez años, un grupo de humanistas logró conquistar la esperanza de los chihuahuenses, entre los que se encontraban ella y Bonilla Mendoza aspirando a un ideal, por lo que salieron a luchar conscientes de que únicamente tenían una oportunidad de mostrar a la ciudadanía la manera de gobernar de su movimiento.
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“Nos dolía el sur de la ciudad, esa diferencia con el norte, como si no fuéramos una sola comunidad”, motivo por el cual decidieron hacer lo propio trabajando por el bien de todos los chihuahuenses sin importar la zona en la que viven.
Pese a reconocer que los avances han sido “gigantescos”, precisó que “cuando los resultados son visibles, la esperanza crece” y más contando con gobiernos humanistas como el encabezado por Bonilla Mendoza.
Sin embargo, llamó a no confiarse ni perder el tiempo, pues “ya no hay margen de error”, por lo que le pidió al edil a que defienda con valentía la ciudad, subrayando que las reglas del juego deben de ser la valentía y la lealtad al pueblo.
“No temas a la calumnia ni al gas lacrimógeno; yo he padecido ambas, pero el amor por Chihuahua lo vale”, concluyó su mensaje al edil reelecto y a quien le reiteró su compromiso para seguir trabajando de la mano.