El Atlas del municipio de Chihuahua de la Plataforma Nacional de Atlas de Riesgos marca que en la ciudad existen nueve arroyos con alto riesgo de inundación, y éstos son: El Saucito, La Galera, La Cantera, Los Nogales, El Cacahuatal, Picacho, San Rafael, San Jorge y Ranchería Juárez.
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La plataforma expone que dichos arroyos se clasifican como puntos de mayor vulnerabilidad para la población durante la temporada de lluvias.
Refiere además que en Chihuahua hay otros municipios con alto riesgo de inundación y éstos son: Juárez, Buenaventura, Cuauhtémoc, Satevó y Valle de Zaragoza. Después, con un riesgo medio moderado, se cita a Ahumada, Guadalupe, Ojinaga, Camargo, Julimes, Meoqui, Delicias, Parral, Matamoros y Namiquipa.
Por otra parte, en las faldas de cerros ubicados alrededor del periférico R. Almada, en Cerro de la Cruz, Ampliación Malvinas y Valle de la Madrid, existe un alto riesgo de deslave, por lo que decenas de familias que habitan en estos puntos de la ciudad de manera irregular están en constante riesgo de un derrumbe.
Las colonias con mayor probabilidad de inundación son: Ladrilleros del Norte, El Porvenir, Nuevo Triunfo, Cerro Coronel, Ladrilleros Sur, La Soledad y Campesina.
El documento expone que las laderas de cerros son zonas prohibidas y peligrosas, y en un recorrido se observó que cada vez son más las personas que viven en estos sitios.
Algunos de los habitantes dijeron que las autoridades no les han alertado sobre el peligro de vivir en estas zonas, e indicaron que es la única opción que tienen para habitar.
En el apartado de laderas inestables, explica que hay factores como pendientes mayores de 30 grados, ausencia de vegetación o infiltración de agua, que provocan que las laderas sean propensas a derrumbes, desgajamientos, deslizamientos y flujos de material.
Se explica también que los derrumbes son procesos en los que se produce una ruptura brusca de bloques rocosos, que caen libremente y a alta velocidad desde la parte superior de una ladera.
El material que cae lo hace rodando o incluso desplazándose en el aire y se originan cuando las pendientes de las laderas son muy pronunciadas, o cuando en la parte superior de las mismas existen rocas fracturadas, lo que pone en riesgo a quienes habitan este tipo de zonas.
En cuanto a las lluvias extraordinarias, se cita que son conocidas como lluvias atípicas e impredecibles, según el Servicio Meteorológico Nacional de la CNA, y son precipitaciones abundantes que superan la media histórica más una desviación estándar de precipitación en un punto determinado, cuya ocurrencia puede darse dentro o fuera del periodo correspondiente a la estación climática de lluvias.
Agrega que su ocurrencia e impacto en los últimos años se ha asociado al cambio climático global.