Tres de cada diez chihuahuenses que cruzan a Estados Unidos de Norteamérica adquieren algún grado de sobrepeso en el país vecino, mientras que dos de cada diez padece obesidad, muestra el Anuario de Migración y Salud BBVA Research, en el que se expone como motivo la gran cantidad de comida rápida que consumen los migrantes en dicho país.
Los migrantes tienden a aumentar de peso durante su estancia en EUA y con el tiempo de residencia su salud se vuelve más precaria, por lo que quienes retornan a México presentan enfermedades crónico degenerativas como diabetes mellitus, hipertensión y padecimientos del corazón.
Otras personas que retornan a su lugar de origen presentan bronquitis crónica y neumonía, además de la tuberculosis e infecciones de transmisión sexual.
Por otra parte, los síntomas de depresión se presentan principalmente en los inmigrantes que han vivido en aquel país por cinco años o menos en comparación con aquellos que han residido por largo tiempo.
Así mismo, el estatus legal de los inmigrantes en el vecino país del norte está asociado con condiciones de salud precarias debido al estrés y la presión que se genera por ser indocumentados y por tener acceso restringido a los servicios de salud.
En México, el diagnóstico previo de diabetes mellitus entre los migrantes connacionales que viven en Estados Unidos se ha identificado en 12% de la población con 18 años o más. Entre quienes tienen 65 años y más el porcentaje se incrementa, en alrededor de 40%, y afecta más a los varones que a las mujeres.
Además, cuatro de cada diez migrantes mexicanos en Estados Unidos no tienen cobertura médica y de éstos 24% corresponden a jóvenes de entre 15 y 29 años; 71% tenía de 30 a 64 años y 5% a menores de 15 años y personas con más de 65 años. El porcentaje de población masculina que no tiene acceso a servicios médicos regulares es más alto que el de mujeres.