La maestra Karina Gómez desarrolló el proyecto Bombas de Vida, que son cápsulas de arcilla en las que se almacenan semillas de pino, con el que pretende reforestar 100 hectáreas de la Sierra Tarahumara que han sido devastadas por la tala clandestina y los incendios forestales, en las localidades de Carichí y Bocoyna, Chihuahua.
El proyecto fue aprobado y será patrocinado por Grupo La Norteñita, donde se han involucrado entidades gubernamentales, como la Secretaría de Desarrollo Rural estatal y la Comisión Nacional Forestal, del orden federal.
“La intención de este proyecto sale de la necesidad de subsanar los suelos de la Sierra Tarahumara que han sido afectados por la tala clandestina y los incendios forestales. Claramente no vamos a erradicar estas problemáticas, pero sí queremos crear conciencia y sensibilizar a la comunidad ante esta problemática y hacerla partícipe en esta responsabilidad ecológica que nos corresponde a todos como sociedad”, destacó la maestra Karina.
El costo del proyecto asciende a 28 mil pesos, para fabricar 20 mil bombas de semilla, para lo que se requieren 150 kilogramos de arcilla, 4 kilos de semilla de pino engelmannii, que equivale a un aproximado de 88 mil semillas.
Karina Gómez explicó que la metodología la creó el biólogo japonés Fukoka y se ha desarrollado en varios países del mundo, como España, Paraguay, India y México, teniendo muy buenos resultados en cuanto a la efectividad. Consiste en encapsular semillas nativas con arcilla y materia orgánica, la función de la “bomba de vida” es mantener la humedad y protección a la semilla y a su vez el darle los nutrientes necesarios para cuando las condiciones ambientales permitan su germinación.
“Lo interesante de esto es que la semilla tiene un tiempo de vida de tres a cinco años, lo que quiere decir que la cápsula lanzada puede estar en reposo este tiempo, esperando que la naturaleza le permita su germinación, por lo cual la efectividad será más alta de aquí al referido lapso, dependiendo la semilla. La meta es reforestar 100 hectáreas con más de 111 mil cápsulas”, compartió.
Para su desarrollo, se buscará la participación de los niños y jóvenes de la región para la ejecución del proyecto, a quienes ya se han convocado en las tres instituciones educativas en las que colabora, una secundaria en Carichí, preparatoria en Cuauhtémoc y universidad en Creel. También se invitará a participar a niños de primaria.
Mencionó que como maestra ha notado que mientras más se involucra a un joven en estos proyectos, la persona se vuelve más sensible y consciente ante las problemáticas sociales y ambientales, fomentando en ellos un liderazgo social donde buscarán alternativas para aminorar o erradicar dichas problemáticas.
La implantación de estas cápsulas normalmente se realiza al ser lanzadas desde avionetas, ya que son zonas de difícil acceso y es una manera más eficiente para su depósito, pero se está analizando la alternativa de que sean lanzadas de manera pedestre, llevar a los jóvenes a la zona y que ellos las esparzan en lugares estratégicos para un mejor resultado.
“El proyecto se le planteó de primera instancia a Grupo La Norteñita, quienes aceptaron y son quienes respaldan el proyecto, pero también hay más involucrados como Desarrollo Rural de gobierno del estado y Conafor, hasta el momento, claro que se le da la bienvenida a otras instancias u organizaciones que se quieran sumar a este noble proyecto, en el cual buscamos devolverle un poco a la Sierra Tarahumara de tanto que nos ha dado”, invitó.
Para finalizar, aclaró que este es un proyecto piloto y la intención es replicarlo no sólo en la Sierra Tarahumara, sino en otras zonas del estado que también lo necesiten.