El cortejo fúnebre de los jesuitas Joaquín y Javier ha pisado el municipio de Urique, en San Rafael indígenas y mestizos acompañan a sus pastores. En la zona existe una mayor presencia de corporaciones de seguridad estatales.
Su familia rarámuri los espera para velarlos en la Misión de Cerocahui, justo donde les fue arrebatada la vida. Los sacerdotes El Gallo y Morita deseaban estar, vivir y morir en la Tarahumara. Dios les concedió esa gracia al socorrer a un hombre que era asesinado.
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El cortejo partió de Creel, tras ofrecer una celebración eucarística y donde una mujer rarámuri realizó un ritual de purificación a fin de ayudarlos en su subida al cielo, para aligerarles el camino. El ritual indígena les limpia su camino para que no encuentren ningún obstáculo.
En San Rafael, cabecera municipal de Urique la gente realizó una valla para acompañarlos a su paso. Los recibieron con baile pascol, globos blancos y la imagen de bulto de San Rafael Arcángel.
El camino seguirá hasta llegar a Cerocahui, no sin antes pasar por Bahuchivo. En breve los jesuitas llegarán a lo que será su última morada.
En el trayecto se ha podido observar la presencia de algunos elementos militares.