De acuerdo con el índice de Desarrollo Democrático (IDD), durante los últimos 10 años, Chihuahua se ha ubicado entre los estados con desarrollo mínimo, ya que su promedio general del decenio registró 787 puntos.
Lo anterior fue revelado en el marco del décimo aniversario del Índice de Desarrollo Democrático en México (IDD-Mex), que reunió virtualmente a representantes de la Fundación Konrad Adenauer México (KAS), Confederación USEM, Polilat, INE y CEPOS, con la finalidad de dar los resultados de la evaluación en este 2021 además de brindar un recuento de lo sucedido dentro de esa década en materia democrática.
A lo largo de este lapso, Chihuahua obtuvo puntajes que clasificaron a la entidad con intensidad de desarrollo bajo y mínimo, a excepción de 2013, cuando logró su mejor registro, con 5 mil 928 puntos. En 2020 se colocó entre las entidades con peor puntuación.
De acuerdo con Jorge Arias, Director de Polilat y autor principal del IDD-Mex, quien presentó los resultados, el promedio de la década de Chihuahua es una combinación entre algunos resultados positivos en percepción de la corrupción y en libertad de prensa, y valores muy negativos en desestabilización de la democracia.
Asimismo, se resaltó que el producto final es “crítico”, de 3 mil 357 puntos. Los promedios de cada una de las variables son diversos, aunque siempre por debajo del nacional: en percepción de la corrupción es de 4 mil 873 puntos; en libertad de prensa, de 4 mil 412 puntos, y en desestabilización de la democracia, de 0,786 puntos.
Chihuahua presentó en 2020, en casi todas las variables, resultados inferiores a los que había alcanzado al comienzo de la década y sostuvo, en ambos extremos de la serie, el más bajo de la escala del IDD-Mex en desestabilización de la democracia, con cero puntos. La mayor caída sucedió en percepción de la corrupción.
Desestabilización de la democracia es el indicador donde peor le ha ido a Chihuahua, ya que en nueve de los 10 años obtuvo calificaciones de desarrollo mínimo; sólo en 2013 alcanzó desarrollo medio. “Todo ello señala la incapacidad para favorecer un clima de convivencia política y de tolerancia y aceptación de las diferencias. Es un indicador que evidencia debilidad y una luz roja en el semáforo de la democracia del estado”.