El 6 de enero de 2016 en la colonia Vista Cerro Grande, fue detenido Andrés Castillo en posesión de varias dosis de metanfetaminas. Sin embargo esta no sería la detención de un narcomenudista común y corriente, sino de uno de los peores asesinos que han operado en el estado de Chihuahua.
Tras su captura, Andrés Castillo confesó haber cometido al menos 12 asesinatos. Sin embargo, las autoridades sospechan que podría estar relacionado con la muerte de hasta 20 personas. El 5 de diciembre de 2017, fue sentenciado a 120 años de prisión, asegurando que nunca volvería a caminar libre.
El caso de Andrés Ulises Castillo Villarreal conmocionó a la ciudad de Chihuahua entre 2009 y 2015. Este asesino serial no solo se ganó notoriedad por la brutalidad de sus crímenes, sino por un detalle macabro: dejaba juguetes junto a los cuerpos de sus víctimas desmembradas, lo que le valió el apodo de "El Descuartizador de Chihuahua".
Andrés Castillo, nacido en 1980 en Chihuahua, fue un narcomenudista que atraía a sus víctimas, principalmente hombres jóvenes, bajo la promesa de regalarles droga. Utilizaba metanfetaminas para drogarlos y luego los golpeaba en la cabeza con objetos contundentes hasta matarlos.
Después de cometer el homicidio, Castillo desmembraba los cuerpos usando siempre una segueta. Los restos eran abandonados en lotes baldíos, enterrados bajo tierra o incluso bajo el piso de su propia casa. Además de la violencia física, Castillo violaba a sus víctimas antes de matarlas.
Lo que más sorprendió a los investigadores fue el ritual que seguía después de cada crimen: dejaba juguetes sobre los cuerpos, en lo que parecía ser una "firma" personal. Los especialistas de la Fiscalía General del Estado señalaron que posiblemente este gesto simbolizaba los regalos que Castillo nunca recibió en su infancia, posiblemente como una proyección de sus traumas pasados.
Modus Operandi
Castillo actuó durante años sin levantar sospechas, mostrando un comportamiento metódico. Sin embargo, hacia el final de su "carrera" delictiva, se volvió descuidado, probablemente porque pensó que nunca sería descubierto. Esto fue lo que llevó a su captura en enero de 2016, cuando fue detenido por posesión de drogas.
Su modus operandi se centraba en atraer a hombres vulnerables que consumían metanfetaminas. Tras drogarlos, los golpeaba hasta la muerte y desmembraba sus cuerpos. Los juguetes, que siempre dejaba junto a las víctimas, eran una constante en todos los escenarios del crimen.
Las Víctimas Confirmadas
Aunque, hay 20 casos de los que podría ser culpable debido a que los cuerpos encontrados corresponden con su modus operandi, y él mismo confesó haber matado a 12 personas, sólo son tres los casos en los que su culpabilidad está plenamente comprobada:
Lorenzo Ernesto Olivas Barrios (22 años): Fue la primera víctima confirmada de Castillo. Desapareció el 13 de noviembre de 2015 y tres días después, sus restos desmembrados fueron encontrados en la colonia Desarrollo Urbano. Encima de su cuerpo mutilado, los investigadores hallaron un triciclo infantil.
Daniel Alfonso Rodríguez Morales (22 años): Asesinado el 13 de diciembre de 2015, su cuerpo también fue desmembrado y hallado cerca del lugar donde se encontró a la primera víctima. Como en el caso anterior, se descubrió la mitad trasera del mismo triciclo junto a los restos.
Fernando Valles Gandarilla: La última víctima confirmada fue encontrada el 18 de diciembre de 2015. Su cuerpo fue hallado debajo del piso de la casa de Castillo, quien lo había matado y enterrado bajo una capa de cemento.
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Un perfil psiquiátrico homicida
Los criminólogos que analizaron el caso concluyeron que Castillo era un psicópata con tendencias sádicas. Su comportamiento ritualista, como el uso recurrente de la misma segueta y la colocación de juguetes junto a los cuerpos, reflejaba una profunda carga emocional relacionada con los abusos que sufrió durante su infancia.
Según los expertos, el asesino revivía esos traumas en sus crímenes, con un cambio de roles en el que él ya no era la víctima, sino el victimario.
Tristemente, este caso refleja muchos de los problemas graves que enfrentamos como sociedad, tales el abuso infantil, el narcotráfico y la drogadicción, por lo que dejó una marca imborrable en la ciudad de Chihuahua, donde los habitantes aún recuerdan con horror los detalles de los crímenes del "Descuartizador".