La presa Luis L. León, ubicada en el municipio de Aldama, se encuentra a su máxima capacidad, con un gasto controlado al abrir las compuertas de 300 m³/s, cantidad de agua que, no pone en riesgo de inundación a los centros poblacionales, ni a la zona agrícola de Ojinaga, informó José Ángel Félix Sánchez, director local de la Comisión Nacional del Agua en Chihuahua, quien agregó que toda esa agua que sale de El Granero cuenta para el pago del Tratado Internacional de Agua de 1944.
Dijo que se trabaja en el reforzamiento del bordo, ello con maquinaria que Gobierno del Estado puso a su disposición para trabajar en los puntos críticos y evitar una ruptura a causa del agua que está recibiendo. Desde el 2008, cuando Ojinaga quedó bajo el agua, se realizó la rehabilitación del bordo, por lo que comentó que está bien construido, pero se realiza el reforzamiento para evitar sorpresas.
Mencionó que afortunadamente la presa El Granero tiene compuertas sobre la cresta del vertedor que permiten regular el gasto de salida, el domingo por la tarde empezaron a sacar agua por las compuertas, una vez que llegó a su nivel máximo de operación (NAMO).
El agua empezó a extraerse de manera controlada, primero fueron 100 m³/s, luego se incrementó a 184 y posteriormente a 200 m³/s y la tarde del lunes llegó a 300 m³/s. El programa que tienen de desfogue es de 400 m³/s como máximo, cantidad con la que se busca minimizar el impacto en las áreas agrícolas, ya que con ese volumen sólo se vería afectada la tierra aledaña al cauce.
“Lo que estamos buscando es que el gasto que estemos sacando de la presa minimice cualquier impacto que pudiera tener en centros poblacionales y en áreas agrícolas”, dijo el director de Conagua.
Explicó que para que el agua llegue al bordo de Ojinaga se requiere de una extracción de 600 m³/s, pues aunque aguanta hasta mil metros cúbicos por segundo no tienen planeado extraer más de 400 m³/s porque eso está dentro del margen de seguridad.
Con las recientes lluvias en Chihuahua, la presa Pico del Águila alcanzó el 121.4% de su llenado, con derrames de 192.49 m³/s; mientras que la presa Las Vírgenes tiene un 110.6% de llenado, con derrames de 518.29 m³/s. Las descargas de ambas presas, se conducen por el río Conchos e ingresan a la presa Luis L. León.
José Ángel Félix Sánchez resaltó que las extracciones de El Granero las están haciendo en coordinación con el Organismo de Agua de la Cuenca del Río Bravo y el equipo técnico de Aguas Superficiales de Conagua.
Cada gota que vierte cuenta
“Toda el agua que está escurriendo del vertedero de El Granero hacía el río Bravo se está contabilizando en las estaciones de CILA, más el agua que está derramando más abajo que también se incorpora”.
Destacó que el monzón mexicano ha dejado importantes volúmenes de agua tanto en El Granero más el agua que se va incorporando de los embalses de más abajo que también están aportando.
“En este caso es de beneficio para México y Estados Unidos”, señaló al agregar que estas lluvias además tienen beneficios para la agricultura, ganadería y la recarga de acuíferos.
Lluvias que no estaban previstas
El director local de Conagua informó que este temporal lluvioso no estaba previsto, menos con la copiosidad con la que se ha dado.
Dijo que es una situación atípica, porque en un tiempo corto se presentaron lluvias muy abundantes, al grado que las curvas de control se dispararon. “La tercera semana del mes de agosto se vio una pendiente de 90 grados, extraordinariamente importante”.
Esta situación es muy poco probable, pero así sucedió, mencionó.
Las presas La Boquilla y Las Vírgenes tuvieron un comportamiento similar, dado que su capacidad es distinta, la primera en llenarse fue la Francisco I. Madero.
Aunque las presas están desfogando se quedarán en el Nivel de Aguas Máximo Ordinario NAMO.
Ciclo agrícola está garantizado en algunas zonas
Las siete presas que actualmente vierten quedarán en el Nivel de Aguas Máximo Ordinario NAMO, donde el ciclo agrícola 2023-2024 está garantizado al 100 por ciento de la superficie regable.
Actualmente esas presas operan en emergencia, debido a que se está trabajando para desalojar el agua por arriba del NAMO a través de vertederos para que el agua se vaya al cauce del río y no ocasione daño en la infraestructura hidráulica.
Explicó que existen tres niveles de operación en obras hidráulicas, el primer nivel de operación en sequía, el segundo nivel en operación normal, que es cuando las presas están llenas o casi llenas con agua suficiente para satisfacer el uso agrícola al 100 por ciento, y el tercer nivel, donde siete de las 10 presas que monitorea Conagua se encuentran.
La única zona que pudiera tener problemas para el ciclo agrícola al 100 por ciento sería la que abarca la presa El Tintero, ubicada en Namiquipa, pero aún falta el mes de septiembre de lluvias.