En el marco de los 52 años de la matanza de jueves de Corpus conocido también como “El Halconazo” en la que se reprimieron violentamente a estudiantes en 1971, se realizó el Diálogo por la Verdad-Chihuahua convocado por el Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (MEH), uno de los mecanismos de la Comisión para la Verdad.
En él se reunieron los testimonios de 16 personas testigos y activistas directos del ataque al Cuartel de Madera, quienes militaron en el Grupo Popular Guerrillero en el Movimiento de Acción Revolucionaria, los comandos armados Los Guajiros y la Liga Comunista 23 de Septiembre, quienes más tarde apoyaron y dieron origen a otros movimientos campesinos y sociales.
El primer Diálogo fue en Chilpancingo, Guerrero; el segundo en la Ciudad de México y este tercero, en el norte del país. Este espacio se caracterizó por haber contado con la participación de varios testimonios que no habían sido escuchados públicamente. El valor de la escucha y el reencuentro fue destacado por la mayoría de las personas participantes en este acto: Florencio Lugo Hernández, Saúl Ornelas Gómez, Florentino Torres Coronado, Elida Rivera, Luz María Gaytán Nayares, Pablo Gómez Caballero, Fernando Sandoval Salinas, Herminia Gómez Carrasco, Otto Armando Gaytán Saldívar, Francisco Javier Pizarro, Diego Lucero Estrada, Miguel Lerma Camargo, Martín García Villanueva, Rubén Villalpando Moreno, Sandino Aquino de los Ríos y Olga Aragón Castillo.
Cada uno de los testimonios sumó al esclarecimiento y a la reconfiguración de una memoria de lucha y resistencia. Por ejemplo, Herminia Gómez Carrasco, exmilitante del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) y sobreviviente de detención arbitraria, desaparición forzada y tortura afirmó: “Yo no me siento víctima, porque estábamos en una lucha para alcanzar el poder y teníamos la finalidad de mejorar y la esperanza de crear un mundo nuevo, ayudar a los pobres y vivir mejor.” Por su parte, Pablo Gómez Caballero, hijo de Pablo Gómez, remarcó: “Mi padre no fue asesinado, murió en un combate en contra del Ejército, que es distinto”. En esta línea, para Elida Rivera, hija de Paulino Rivera Contreras, sobreviviente de detención arbitraria y tortura en 1965, este espacio significó poder decir por primera vez en público lo que su padre le contaba: “Cuando se encontraron a los militares, les tiraron todo y lo agarraron a él y a su hermano Cristóbal Rivera para sacarles la verdad, los colgaban y los tenían en un corral de ganado de vacas.”
Las palabras expresadas demuestran que en nuestro país han sucedido movilizaciones por la justicia y la igualdad desde hace más de 70 años; que se han creado movimientos de lucha, que han sido la base social para continuar con la reivindicación de condiciones dignas de vida que nos lleve a consolidar una sociedad más justa, equitativa y de respeto a los más elementales derechos.
Una lucha que se empezó en el pasado y se mantiene en el presente
Las voces escuchadas públicamente el día domingo revitalizan la memoria y esclarecen que el Estado hizo uso de la fuerza y de su poder para torturar, detener arbitrariamente, torturar sexualmente a mujeres, de privarlas de posibilidades para alimentar a sus hijos; así como de la inexistencia del debido proceso para “juzgar” a hombres y mujeres que sólo deseaban un mejor país.
Para la comisionada Eugenia Allier Montaño y los comisionados David Fernández Dávalos y Carlos Pérez Ricart, integrantes del Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico, estos testimonios son fundamentales para el informe que deberán que entregar a la sociedad a mediados del próximo año que buscará trascender de la información a ser un insumo clave que coadyuve a la creación de una política pública en materia de verdad, memoria, justicia, reparación y no repetición.