Distintos estudios epidemiológicos, muestran que el consumo de drogas, es un factor que aumenta el riesgo suicida, independientemente del tipo de droga que se consume, ya que actúan sobre el sistema nervioso central.
Así lo informó la doctora Karina Martínez, especialista en problemas de adicciones y salud, quien explicó que las personas consumidoras suelen caer en dicho uso como una manera de evitar el malestar emocional, principalmente depresión.
En otros casos, las personas, buscan el consumo de manera recreativa, "pero luego resulta que las drogas pueden ocasionar también un estado de ánimo diferente".
Expuso que las drogas están divididas en estimulantes y depresoras. Por ejemplo, las anfetaminas aumentan la sensación de energía, pero también pueden llevar a la persona a sentirse deprimida después del consumo.
Explicó que esto ocurre, porque el sistema nervioso central va a buscar el equilibrio, y aún cuando se consuman sustancias estimulantes, puede aumentar la impulsividad depresiva.
En este sentido, señaló que tanto el alcohol, los opioides y tranquilizantes que deprimen el sistema nervioso central, contribuyen a la sensación de tristeza y desesperación, y tanto estimulantes como depresores del sistema nervioso central, pueden contribuir a la agresividad, a la depresión y con ello aumentar el riesgo de suicidio.
Por otra parte, para que exista un suicidio consumado es necesario que exista la conducta suicida, que abarca la etapa de ideación, planeación, intento y suicidio.
En la conducta suicida, la ideación no es una idea ambigua, sino que es constante e invasiva y provoca intranquilidad. Después, en la etapa de planeación, como su nombre lo dice, la persona ya hace un plan, con la hora, método, día, etc.
Explicó que existe un concepto llamado neurobiología de la conducta suicida, que se trata de los factores de riesgo genético, como la exposición de las madres a sustancias nocivas.
Existe otro factor, que es el tener un familiar (padre o familiar directo) que cometió suicidio, sin embargo es importante señalar que no se trata de una situación hereditaria, aunque sí existen alteraciones en la expresión de los genes.
En esta misma neurobiología, se encuentran los factores ambientales como pueden ser situaciones de abuso infantil, que alteran la expresión de genes asociados con la conducta suicida.
Existen otros factores que pueden intervenir en la conducta y consumación del suicidio, como la depresión, sin embargo, no todas las personas con este tipo de trastorno intentan o cometen este acto.
También existen aspectos sociales que son factores de riesgo, como la adversidad infantil, pues quienes se enfrentan a esto, tienen hasta cuatro veces más riesgo de morir por suicidio, que quienes no se enfrentan a la adversidad infantil.
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Otro factor de riesgo social es la desesperanza, donde de igual manera, quienes tienen este sentimiento, tiene hasta dos veces más riesgo de cometer suicidio, lo que está vinculado mucho a las relaciones y problemas que se tienen con las relaciones con amigos, compañeros, etcétera.
Un factor de riesgo más son todos los trastornos psiquiátricos, que incluyen la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia. Y un factor más uno más son situaciones de vida compleja, incluso la asociación con la muerte de familiares, que está más presente durante el primer año de duelo.
Mencionó los factores de protección, como el apoyo de la familia, la conexión social y la conexión comunitaria, pueden reducir este tipo de sentimientos negativos y la incidencia suicida y consideró que en este sentido, es muy importante trabajar en su fortalecimiento.