En el año 2006, cuando el Cártel de Juárez, intentó matar y cortarle la cabeza a Ernesto Alfredo P.C. “El Neto” de tan sólo 17 años de edad, este último logró obtener protección de Jesús Eduardo S.R. “El Lalo”, quien lo invitó a formar parte de Los Mexicles en Ciudad Juárez, una banda que comenzaba a tener poder en la frontera, tras la adhesión que hizo el Cártel de Sinaloa con esta pandilla y con los llamados Artistas Asesinos.
Los archivos de la Fiscalía General del Estado y todo el historial criminal que obtuvo El Heraldo de Chihuahua demuestran que Ernesto “Neto” mantuvo una vida como delincuente en la frontera y que con el paso de los años logró “tejer” una red de operadores, que incluso contaban con contactos en instituciones bancarias, para analizar los cuentas de las víctimas que mantenían secuestradas y exigirles todo su dinero.
Un agente de la Fiscalía General del Estado, que por razones de seguridad se reserva su nombre y quien fue el principal responsable de capturar a Jesús Eduardo y Ernesto Alfredo, a través del grupo comandado por la Unidad de Antisecuestros del entonces director Carlos Sotelo Cano, refiere que “El Neto” estuvo a punto de ser asesinado en varias ocasiones ya que “La Línea” lo buscaba por haber “calentado la plaza” y por no reportar cuota de los secuestros que realizaba en la frontera.
Explica que los integrantes de La Línea estaban inconformes porque se intensificaban los operativos, las detenciones, enfrentamientos, para buscar contener los secuestros, y por ese motivo decidieron ir asesinando a los presuntos responsables, de la Banda de “El Neto”, quien logró mantenerse con vida y continuó trabajando por varios años más, hasta que fue detenido.
La historia de “Neto” inició en el Table Dance Eduardo´s, el cual se encontraba en Juárez, que fue el lugar donde conoció a Jesús Eduardo S.R. “El Lalo” y a los dos hijos del dueño, y fueron ellos quienes comenzaron una banda para realizar los secuestros en la frontera, y a la banda le pusieron el nombre de los “Lalos” y donde también se repartían sus ganancias.
En esa banda, de acuerdo a las mismas declaraciones rendidas por “El Neto” a los agentes de la Fiscalía General del Estado, se integraron Cesar V.M. “El Chilín”, Jesús Trinidad R.E. “El Chuyín”, y otros sujetos identificados como “Aarón”, “El Meño”, “El Furcio”, “El Culiacán”, “El Mochomo” y “Carlos”, quienes se repartían roles, escogían víctimas y retenían a las víctimas del secuestro.
“En esa banda había puros jóvenes menores de edad la mayoría, unos duraron poco, les cortaron la cabeza, duran poco tiempo, después el que se queda a cargo es Lalo, se llama la banda de Lalo, pero lo detuvimos en 2009, por haber secuestrado una Ministerio Público de Juárez”, comentó el agente de la corporación.
Del 2007 al 2009 se tiene registros -al menos oficiales- que Ernesto “El Neto” cometió 24 secuestros en la frontera todos integrados en carpetas de investigación y sentencias, por los cuales solicitaba entre 80 mil hasta el millón 500 mil pesos por el rescate, pero según la declaración del mismo delincuente, vertida ante el ministerio público, él habría generado más de 50 secuestros.
Los secuestros lo hicieron con personas al azar, con empresarios, con sus patrones, con vecinos y con cualquier persona que les pudiera dar dinero, siempre hablaban de teléfonos públicos y el lugar donde recogían el pago del rescate, era en el Río Grande Mall, donde se llevaban los miles de pesos del rescate y en al menos 80% de los secuestros obtenían uno o dos vehículos además del dinero.
En una audiencia de formulación de cargos, el ministerio público le hizo saber que era investigado por 24 secuestros en Juárez, a lo que Ernesto Alfredo respondió, “24 se me hacen muy pocos, creo que son más de 50”, lo anunció de forma retadora a las autoridades judiciales y a los mismos elementos de investigación.
Cuando detuvieron a Jesús Eduardo S.R. “El Lalo” en 2009, “el Neto” decidió escapar de la frontera y se resguardo por un mes y medio en Agua Prieta, Sonora, donde vivió con su novia Gaby, pues incluso refiriere en una declaración, que ya quería retirarse del negocio por temor, sin embargo, al regresar a Juárez se encontró con Isaí Emmanuel R. “El Isaí” quien se había quedado con la banda de secuestradores de Lalo.
Al regresar, según explica el agente investigador, le solicitó trabajo porque no tenía dinero y le dio trabajo como “negociador” de los secuestros y al menos en documentos oficiales existen siete secuestros más que se consumaron de esa segunda banda, donde participaron otras personas identificadas como Lorenzo Juan Miguel S.G. “El X- Men”, Juan Alfredo “El Negro”, “El Drog”, “El Moly”, Miguel Guadalupe C.Q. “El Gallo”, César V.M. “El Chilín” y otro sujeto apodado como “El Oso”.
Aunque la primera banda que dirigía “El Lalo” contaba con otros sujetos como operadores de la misma, éstos fueron muriendo por el grupo contrario que radicaba en esa zona del estado, así como en enfrentamientos armados con elementos de seguridad, por lo cual muchos de ellos no lograron siquiera llegar a una prisión.
“El Neto” y “el Chilín” se hicieron muy buenos amigos, incluso existen varias versiones en las que el segundo de ellos se hacía cargo de conducir sus vehículos, ya que logró escapar de varias situaciones, como la vez que lo intentaron matar en un antro, donde logró sacarlo a bordo de un vehículo 350Z a toda velocidad.
La banda después de la captura de “El Lalo” siguió operando y por años utilizaron el mismo modus operandi, el cual consistía en buscar gente con dinero o al azar con vehículos del año, para someterlos y secuestrarlos, a la mayoría los retenían en una casa de seguridad que se encontraba en El Campestre, donde duraban algunas horas o días, hasta que recibían el pago del dinero y en casi todas las ocasiones, incluso recibían vehículos como parte del pago.
El agente que le siguió los pasos por varios años y quien logró entrevistarlo en repetidas ocasiones sabía que “Lalo” y “Neto”, habían formado un gran poder adquisitivo, incluso conocían de sus viajes que hacía a Mazatlán, sus hospedajes en la cadena de hoteles RIU, vehículos deportivos y prácticamente todos los lujos que anhelaría cualquier persona a su corta edad.
Mientras se depilaba las cejas, federales le sitiaron casa y detuvieron al “Neto”
Elementos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) arribaron al estado de Chihuahua en el año 2009, recuerda el agente que comenzaron a recibir la investigación y con su equipo especial, se “colgaron” de la comunicación de “El Neto”, lo cual les permitió seguirle el paso durante varios días.
Los elementos especiales federales y los elementos estatales de la entonces Policía de Investigación participaron varios días recabando información sobre la ubicación, nombres y detalles sobre el círculo cercano de “El Neto”, incluso declararon a una de sus novias para que entregara mayor información sobre su paradero.
En una casa por Las Torres en Juárez, se quedó de ver con su novia y obtuvieron información de que estaba al interior del domicilio, por lo cual procedieron a ingresar y fue cuando lograron capturarlo, en el área del baño, donde se encontraba depilándose las cejas.
Ernesto Alfredo no había podido ser detenido, porque varios integrantes de la banda hacían trabajos que llamaban “sectorización”, que eran recorridos estratégicos para alertar de la presencia de elementos de seguridad y posibles intervenciones, lo cual le funcionó durante varios meses hasta que fue capturado.
“Yo entrevisté a ‘Lalo’ y al ‘Neto’, la verdad ‘Neto’ era una persona muy inteligente, sabe cómo hacer las cosas, si esa inteligencia la usara para cosas buenas, sería una cosa muy grande, pero en cambio es una inteligencia malvada, vea lo que logró hacer en un Cereso” comparte el agente.
Sobornó a custodios para que lo dejaran ir en supuesto tiroteo
A meses de permanecer en prisión, Ernesto Alfredo y César Vega “El Chilín” fueron trasladados a una audiencia en el Cereso en las afueras de Ciudad Juárez, donde fueron llevados en unidades de la Policía Procesal para que fueran presentados ante un juez, quien le iniciaría el juicio en su contra.
Era diciembre del 2010, cuando Ernesto y César, -recuerda el agente- sobornaron a los guardias de custodia, para que lo dejaran en libertad, por lo cual les abrieron la unidad y se fugaron, mientras los elementos dispararon en su propia unidad para decir que habían sido objetivos de un ataque armado, para liberar a este par de delincuentes.
Los dos delincuentes escaparon con uniforme gris perteneciente del Cereso de aquella zona, y fueron vistos por otro elemento ministerial, quien conducía por la carretera, cuando regresaba de atender otra emergencia, por lo cual les marcó el alto a los dos sujetos y al no hacer caso del mismo, decidió dispararles, quedando herido “El Neto”, al recibir una bala en el ojo.
Sin embargo, César Vega logró escapar del lugar y “el Neto” fue llevado a un hospital, donde finalmente perdió el ojo, por eso su rostro carga un parche para ocultar la herida que le realizó aquel elemento que logró recapturarlo.
Por el lado de César el “Chilín” escapó a los Estados Unidos, y se mantuvo fugitivo por al menos cinco años (2015) hasta que personal del ICE en El Paso lo capturó en septiembre y lo entregó a las autoridades en México para que siguieran su proceso penal en la frontera de Juárez, donde se mantenía hasta el 1 de enero de 2023, cuando fue abatido en el motín del Cereso 3.