La médico ginecóloga Saenia Vázquez explicó que las adolescentes que se embarazan tienen más probabilidades de dar a luz un niño de pretérmino, o con peso bajo, además de que refirió que la tasa de mortalidad neonatal se presenta más en hijos de mujeres que tienen hijos a temprana edad, a lo que se suman otros daños en la salud de la madre y su bebé.
Apuntó que esta condición, además, implica que la mamá, en este caso adolescente, ponga en riesgo su vida, debido a que incluso no cuenta con el desarrollo total físico para la maternidad, lo que eleva el riesgo, “mientras menor sea la edad de embarazo y parto, esto lleva a consecuencias o afectaciones para sus hijos”.
La especialista añadió que por otra parte, existe afectación en el desarrollo afectivo o psicológico de las adolescentes, lo que se ha comprobado en varios estudios e investigaciones que hacen referencia a que al dejar la escuela, y proyectos de vida, esto deriva en consecuencias a largo plazo tanto para ella como para sus hijas o hijos.
Entre estas, agregó, las adolescentes pueden caer en trastornos emocionales o psicológicos, y se manifiestan de distintas formas. “Las jóvenes o adolescentes incluso niñas, no desean realmente ser madres, “que por sí solo es comprensible porque no existe esa madurez, no han llegado a la conclusión de su crecimiento físico, y esto, llega a tomarse un asunto secundario, y no lo es, porque daña también el desarrollo de los hijos,
Si bien, no ocurre en todos los casos, la pediatra señaló que los niños que son hijos de mamás demasiado jóvenes, generalmente crecen en un ambiente en el que no existe ese contacto entre madre e hijo, porque con frecuencia si no es que en todos los casos, crecen o viven con los abuelos maternos.
“El daño emocional lleva a un daño físico y viceversa, entonces sí hay una diferencia entre una mujer que a los 13 años se convierte en mamá, a una que lo hace a los 26 años, por poner un ejemplo”, agregó.
Por otra parte, señaló que las mujeres que inician su vida sexual y tienen hijos a muy corta edad, desarrollan mayor riesgo a algunas enfermedades, entre estas algunos tipos de cáncer, y si bien se trata de algo multifactorial, que aún sigue en investigación, se considera un factor de riesgo.
Agregó que es necesario reforzar todo lo relacionado con la vida sexual, en los jóvenes, en quienes despierta interés el tema, dijo, “no debe satanizarse, sino orientarse, dar respuesta, pues quienes no tienen una orientación adecuada, son quienes más caen en embarazos no deseados, que llevan a otras situaciones de riesgo”, explicó.
Además, añadió que educar y orientar, no es sinónimo de “fomentar” una vida sexual activa a corta o temprana edad, sino de dar a los jóvenes, conocimiento de su cuerpo, de cómo se lleva a cabo el desarrollo tanto físico como psicológico, y hacerles ver la responsabilidad que significa, decidir tener relaciones sexuales, aun cuando se haga con protección”.
En este tema ,ahondó en que muchas veces se tiene la idea de que tocar estos temas en casa, es de alguna forma “abrir la puerta” para que comiencen una vida sexual, incluso cuando no han llegado a la adolescencia, ante lo cual agregó que papás y mamás, son quienes mejor pueden educar a sus hijos adolescentes o en etapa de pubertad.
“Esto refuerza la relación padre madre e hijo hija, porque si es cierto que tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, pero considero que cuando se habla el tema de manera adecuada, los mismos jóvenes comprenden que se trata de su bienestar”.
Agregó que por otra parte, la planificación familiar y el uso de anticonceptivos, previenen la muerte de madres y niños por lo que también es adecuado que conozcan que si deciden iniciar una vida sexual, deben hacerlo con total responsabilidad.