En San Antonio de Padua, reviven la pasión de Cristo con una representación del viacrucis

Autoridades religiosas señalaron que a través de los pasos de Jesús, María y los fieles, se nos enseña el valor de la ayuda y el apoyo mutuo en los momentos más difíciles

Venessa Rivas / El Heraldo de Chihuahua

  · viernes 29 de marzo de 2024

Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

“Elí, Elí, ¿lama sabactani?”, exclamó en arameo Jesús al encomendar su espíritu al Padre Dios, tras ser crucificado en la comunidad de San Antonio de Padua, donde el cuerpo molido a golpes y traspasado por los clavos fue entregado a los brazos amorosos de su madre.

En el recorrido desde el templo parroquial hasta el templo de Santo Cristo de San Damián, Jesús con evidente cansancio se topó con María, su Santísima Madre, representada por Priscila Gutiérrez. Con Simón de Cirene, y la Verónica. Entre gritos, empujones y latigazos llevan a Jesús a cumplir con la voluntad del Padre. “¡Vamos nazareno, muévete, camina!”.

Jesús cayó por segunda ocasión y logró reunir fuerzas para proseguir su camino. En la reflexión el sacerdote invitó a los feligreses a pensar cuántas son las personas que se sienten derrotadas y sin ánimos para seguir, donde se hace indispensable que una mano amiga les ayude a sacarlos de la frustración.

Te puede interesar: Parroquias de la Arquidiócesis de Chihuahua realizarán hoy el tradicional viacrucis viviente

Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Con pasos lentos y el cuerpo molido a golpes, Jesús se topa con las hijas de Jerusalén, “No lloren por mí, lloren más por ustedes y sus hijos”, al alentar la conversión.

Poco a poco la multitud fue creciendo, a lo largo de la avenida Águilas había muchas personas que esperaban el paso de Jesús y se iban sumando al contingente o seguían los pasos de Jesús desde el camellón o las banquetas, para seguir con la meditación.

Jesús cayó por tercera vez en la novena estación, estaba muy agotado, pero dispuesto a seguir hasta cumplir la voluntad del Padre, por lo que en la reflexión se le dijo a la feligresía que la escena enseña que a pesar del peso de la cruz deben seguir, por más cansados que en ocasiones se encuentren, porque como Jesús hay que resistir y beber el cáliz que toque con disposición.

Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua


Al llegar al templo de Santo Cristo de San Damián, Jesús es despojado de sus vestiduras sin cuidado, su carne sangrante quedó al descubierto. Le ofrecieron beber vino con mirra, para amortiguar el dolor pero no bebió.

Lo clavaron en la cruz, Jesús fue fijado con cuatro clavos de hierro que le perforaron las manos y los pies. Con cada clavo el dolor y la angustia de María se incrementaban. Junto con él estaban dos ladrones, uno a la izquierda y otro a la derecha.

➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Heraldo de Chihuahua

Los centuriones seguían burlándose de Jesús. “¡Padre! perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen”. Con el corazón hecho trizas, María se acercó hasta los pies de Jesús, “Ángel de mi carne, corazón de mi corazón ¡déjame morir contigo!” Gritaba entre sollozos María Santísima, quien estaba acompañada de Juan.

➡️ Recibe las noticias más relevantes de Chihuahua, Juárez y Parral directo a tu correo electrónico. ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Jesús antes de morir en la cruz exclamó: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?”, pero en arameo, luego dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Jesús murió en la cruz.

El cuerpo de Cristo fue desclavado de la cruz para entregarlo a los brazos de María, quien piadosamente llora y siente las llagas de su hijo martirizado.

Un momento lleno de emotividad para quienes se dieron cita en las inmediaciones del templo. Jesús fue conducido al sepulcro. Todo ha quedado en silencio.

Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua