La chihuahuense Claudia Arlett Espino se dijo satisfecha por el proceso de selección para el nuevo Consejo General del Instituto Nacional Electoral, el cual concluyó la madrugada de este viernes llegando hasta la etapa de insaculación ante la falta de acuerdo por parte de los diputados federales.
Espino aseveró que todas las personas que llegaron hasta esta etapa tienen gran preparación y experiencia, lo cual les permitió pasar los debidos filtros hasta que se terminó por definir a los nuevos cuatro consejeros. Por lo anterior, se dijo estar muy contenta por cada uno de ellos.
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En lo personal, se dijo estar igualmente contenta por el papel que le tocó y le permitieron jugar al grado de llegar a ser parte de los 20 finalistas de dicho concurso en el que se debía demostrar capacidad y conocimiento en materia electoral.
“Eso me tiene a mí muy satisfecha por mi origen chihuahuense, mi origen rarámuri el poder haber demostrado capacidad a nivel nacional y medirme con las y los mejores”, fue lo que externó quien fuese la primera mujer en ocupar la consejería de la presidencia del Instituto Estatal Electoral Chihuahua.
Agregó que estos procesos son cosas muy positivas y que abonan a la trayectoria de cada contendiente, motivo por el cual ahora se deben enfocar a lo siguiente.
En cuanto a las declaraciones emitidas por parte de la oposición en donde señalaban que el proceso estuvo “amañado” al contemplar a personas que tienen relación con Morena, Espino compartió que conoce a la mayoría de los finalistas y aseveró que todos son gente preparada tanto en lo público como en lo electoral, pues refirió la trayectoria con la que cuentan.
Recordó que en este tipo de procesos es muy común que se caiga en esos dimes y diretes, los cuales reflejan golpeteos políticos e incluso violencia política, por lo que señaló que esos comentarios fueron parte de ello; sin embargo, enfatizo que “para mí merecen mi respeto y consideración cada uno”.
Cabe recordar que Claudia Espino y Bertha Alcalde fueron las dos chihuahuenses que llegaron hasta la etapa final de dicho proceso, el cual se tuvo que realizar por sorteo debido a que los legisladores federales no llegaron a un acuerdo y no se alcanzaba con las dos terceras partes necesarias.