Pérdidas millonarias sufrirán los productores agrícolas de la zona noroeste del estado, quienes perderán sus cosechas y su patrimonio, dado que muchos se endeudaron con la esperanza de pagar al terminar el ciclo agrícola y los paros en el suministro de electricidad impidieron el riego de los cultivos. En un solo día se llegaron a registrar 50 apagones.
La zona noroeste del estado es una de las más afectadas ante la falta de lluvias y la suspensión del servicio de energía eléctrica. Las pérdidas en algodón, maíz, sorgo y nogal son cuantiosas, en muchos casos no recuperarán la inversión y en muchos otros dejarán sin cosechar ante el elevado costo que ello representa. La afectación llega hasta los plantíos de chile.
“Es triste el panorama de este año”, aseguró el ingeniero agrónomo Luis Raúl Flores, quien presta sus servicios en Colonia El Valle, uno de los sitios más afectados por la falta de energía eléctrica. En la misma circunstancia se encuentran Cerro Blanco, El Llano, el Vado de Santa María, en el municipio de Buenaventura; El Capulín para la zona Casas Grandes y El Cuervo, en Janos.
En Colonia El Valle se encuentran algunos productores de algodón, cuya cosecha es de exportación hacia China y Estados Unidos, sin embargo este año, la producción será muy escasa, históricamente tenían rendimientos de entre ocho y nueve pacas por hectárea, este año apenas si llegan a tres. En los peores casos, las plantas de algodón no se desarrollaron.
Estas afectaciones no son aisladas ya que ello repercute en toda la cadena productiva e impacta en el bolsillo de los consumidores, quienes deberán pagar más ante el alza de los productos.
El campo chihuahuense vive una de las peores crisis de la historia por la falta de energía eléctrica.
IMPACTO A LA PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN
La Colonia El Valle luce desolada, muchos de los campos ya se trillaron debido a que las cosechas se perdieron. Ello impactará en el mapa productivo del estado y en el mercado de exportación, sobre todo porque el algodón va a la industria textil en China y Estados Unidos.
Los productores de esta comunidad agrícola son los responsables del 20% de la producción de algodón en el estado, líder en la producción de maíz, sorgo, cebolla, chile y trigo de todo México. Ahora está en riesgo de desaparecer por las deudas que deberán enfrentar.
Regularmente las trillas a los lotes daban inicio en el mes de octubre, la temporada se adelantó, pero los productores no tendrán cómo hacerle frente a los gastos del ciclo que está por concluir.
El ingeniero Luis Raúl Flores, especialista en semillas y agroquímicos de Semillas Vieltech en El Valle, explicó que la afectación principal es en maíz y algodón, aunque en realidad la falta de energía eléctrica impactó en todos los cultivos, al igual que la falta de lluvias.
El maíz no creció dado que que no tuvo el agua suficiente en la etapa que más lo necesitaba, ya que no se registraron las precipitaciones necesarias para evitar el riego, sin embargo tampoco tuvieron irrigación por bombeo ante la suspensión de energía eléctrica.
Calcular las hectáreas afectadas es difícil, pero afirman que las pérdidas serán millonarias, dado que no sólo se afecta el productor sino toda la cadena.
En la Colonia El Valle las mazorcas son pequeñas y con granos incompletos, esas cosechas las destinarán a la fabricación de harinas o bien para alimento para el ganado.
En otros puntos, las plantas apenas si llegaron a un metro de altura y las mazorcas no llenaron.
Este año 2023 el impacto es tremendo, los productores de esta región señalan que en el 2020 fue un año seco, pero este 2023 lo supera ya que en 26 años no se había presentado una situación climática similar, la cual se agrava por la falta de luz. La producción de algodón menguará mucho en este 2023 ante la falta de agua a consecuencia de la suspensión del servicio de energía eléctrica. Hay algodones que si mucho van a rendir tres pacas cuando habían dado ocho o nueve pacas por hectárea.
Una de las áreas afectadas es El Cuervo, en el municipio de Janos, donde están trillando tres toneladas de algodón por hectárea, es decir, no alcanzan ni a cubrir los gastos. La comunidad de Buenos Aires también tiene afectación en el cultivo de algodón, donde incluso no van a levantar nada, porque el gasto del combustible es mayor a lo que podrían cosechar. En El Capulín, que se encuentra pegado a Casas Grandes, ya suman dos temporadas con pérdidas, el año pasado a consecuencia de una inundación y este año por la falta de energía eléctrica porque no pudieron regar.
El algodón que se produce en la región es acopiado por algodoneras que lo destinan hacia la industria textilera, dada la calidad con la que cuenta es de exportación, sus principales destinos son China y Estados Unidos.
Se prevé que en el ciclo 2024 la superficie de algodón se incremente, ya que los productores buscan optar por cultivos con menor consumo de agua, como es el algodón.
El año pasado el algodón se cotizaba por arriba de los 100 dólares, actualmente el quintal anda en 87 dólares y a ello se le suma la baja cotización del dólar.
En la zona son pocos los productores que puedan obtener buenos rendimientos en sus cultivos, sobre todo aquellos productores que se encuentran muy cerca de las líneas grandes de transmisión de la Comisión Federal de Electricidad dado que a ellos la luz les llegó a tiempo, mientras que en las zonas que se encuentran en los ramales y muy alejados el servicio se cortó de manera constante.
Al grado de algunos productores tuvieron que sacrificar parte de su cultivo a fin de lograr obtener un poco de beneficio, es decir, sí tenían cuatro pivotes de maíz sembrados, dejaban de regar uno o dos para atender dos, mientras que los pivotes que no se regaron se quedaron con la inversión desde la preparación del suelo, fertilizantes y semilla.
La misma falta de agua adelantó la temporada un mes, al grado que la venta de agroquímicos disminuyó en un 20%.
“CUOTAS” A CAMBIO DE LUZ
La falta de luz en la zona es recurrente, sin embargo este año se recrudeció al grado de registrar hasta 50 apagones en un día, que ocasionaron la pérdida de maquinaria agrícola, el truene de motores en los pozos y la quema de transformadores.
A pesar de que es un secreto a voces la problemática de los pozos clandestinos y su electrificación “por debajo del agua”, la paraestatal no atiende las denuncias.
Julián LeBarón, productor en la zona de Galeana, mencionó que los inspectores e ingenieros de la CFE llegan a la región y se hacen millonarios, ya que reciben pagos de entre 30 a 50 mil pesos mensuales para mantener las líneas de electricidad en las zonas que no cuentan con un contrato establecido.
Ya en anteriores ocasiones, los productores de Buenaventura y Namiquipa habían denunciado el pago de los inspectores.
Esta situación agrava el problema ya que la paraestatal afirma que la energía eléctrica que llega es la suficiente para abastecer, sin embargo los productores siguen batallando para que el suministro les alcance.
Los daños en la infraestructura eléctrica y maquinaria en los pozos son cuantiosos, en la zona en un solo día perdieron 10 transformadores.
“En todo el noroeste es una catástrofe, los menones perdieron cientos de millones de dólares en algodón, maíz y cebolla”, dijo Julián LeBarón, a quien recurrieron los productores en busca de soluciones.
Al menos el 15 por ciento de los pozos existentes en los campos menonitas sufrieron la pérdida de motores, equipos y bombas en los pozos de riego.
En Buenos Aires, que es un campo menonita se quemaron 12 motores en un día. Los afectados relataron que cuando regresa el servicio es tanto el voltaje que daña todos los equipos.
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La comunidad LeBarón cooperó para contar con una cisterna a fin de acudir a la Subestación Galeana, la zona de distribución de Casas Grandes de la CFE, para estar preparados, ya que los transformadores están a punto de explotar, ya que funcionan permanentemente al 150 por ciento de su capacidad. La subestación se ubica a la salida de Galeana, rumbo a Casas Grandes.
Julián LeBarón mencionó que los empleados de la CFE conectan a los campesinos a la red eléctrica sin medidor, por lo que deben pagar por mes de manera directa a quienes les mantienen el servicio eléctrico y que no se reporta, ello hace que “oficialmente” no se refleja la demanda, cuando en realidad hay una saturación de más del 50%.
LeBarón considera que hace falta una planta de ciclo combinado como la que se construyó en Samalayuca, sin embargo la inversión es millonaria.
“El monopolio que se tiene en la energía eléctrica es un arma de destrucción masiva”, afirmó que la corrupción que existe en la paraestatal lleva al sector primario a ser improductivo.