A la edad de 76 años, víctima de enfermedad renal, falleció Estela Báez García quien es recordada por haber sido parte del equipo de El Heraldo de Chihuahua durante 40 años consecutivos. Inició en la empresa en el área de intendencia y gracias a su sentido de responsabilidad y disciplina ascendió al puesto de recepcionista, tiempo después laboró para la sección de Sociales -hoy Círculos- donde se desempeñó como secretaria por más de una década, para luego volver a la recepción donde fue conocida por generaciones de colaboradores de esta casa editora y clientes.
Con el carácter fuerte que la caracterizaba y su lealtad a El Heraldo, se ganó el corazón de quienes tuvieron oportunidad de estar cerca de ella; no dudaba en apoyar a las personas en lo que necesitarán tanto de manera laboral como personal, una mujer solidaria para quien el medio de comunicación fue una de las partes más importantes de su vida, incluso tras cumplir con los años de servicio, se dedicó a presumir a la empresa donde pasó toda su juventud y gran parte de su adultez.
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De manera repetida contaba anécdotas de su paso por el periódico impreso, desde la oferta que le hicieron para desempeñarse como secretaria de la Dirección a finales de la década de los 80, la cual declinó por no sentirse capaz para el puesto, hasta la historia del quehacer periodístico de reporteros y fotógrafos de antaño y el cómo enfrentaban retos para cubrir las mejores notas.
Estela fue una madre de familia ejemplar, sus hijos: Vicky, Iván y Paco, “crecieron en El Heraldo” como ellos mismos lo dicen, destacando que parte del tiempo pasaban en casa y muchas horas en las instalaciones del periódico esperando que su mamá terminará con el turno para regresar juntos al hogar.
“Fue mamá y papá a la vez, nunca necesitó de nadie para sacarnos adelante, lo que somos se lo debemos a ella, siempre trabajando, luchando y siendo una guerrera para que nada nos faltará, dio todo por nosotros y fue la mejor mamá que nos pudo tocar”, dijo su hijo Iván.
Tras cumplir 40 años de trabajar, Estela se retiró recibiendo por parte de la empresa periodística un reconocimiento a su desempeño y a la fidelidad con la que laboró siempre con “la camiseta puesta”; por ello se le ofreció una convivencia a la que asistieron decenas de compañeros que le mostraron su admiración y en especial su amistad.
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El tiempo después de El Heraldo, lo dedicó a cuidar a su familia, disfrutó al máximo a sus nietos: Fernanda (más que una nieta la vio como una hija) al igual que a Iván, Mariana, Itzué y a sus bisnietos, Jesúa y Norman.
Los últimos años de su vida los pasó en casa, -casi sin querer salir- comenta Iván, asistía a la iglesia, oraba a todas horas por su familia y gozaba de tener cerca y poder convivir con sus seres queridos en especial con los más pequeños al igual que de la compañía de su hermana Chayo, la única que sobrevive de los hermanos Báez García; cabe recordar que Juan, el hermano mayor de Estela, fue voceador del periódico durante más de 30 años.
Sus amigos que formaron parte de El Heraldo y algunos de ellos siguen colaborando para la empresa, la recuerdan con gran aprecio y lamentan su deceso, destacando experiencias que vivieron al lado de Estela, la mujer a la que la tromba de 1990 dejó sin casa, y fue la misma empresa la que la apoyó para tener un nuevo hogar.
Familia y amigos despiden a Estela en Funerales Hernández donde permanecerá desde este sábado 12 de octubre y el domingo a las 2 de la tarde le dirán adiós; después de una celebración religiosa será cremada. Descanse en paz
