El lunes 25 de noviembre del presente año, un Punto de Verificación e Inspección Federal ubicado en Catazajá, Chiapas detectó una cabeza de ganado procedente de Sur o Centro América infectada con el gusano barrenador. De manera inmediata el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (USDA, por sus siglas en inglés) suspendió la internación de ganado de las entidades exportadoras: Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.
Horas más tarde, se estableció que este bloqueo al ganado mexicano duraría 15 días, en lo que México logra garantizar que los animales enviados al país del norte están completamente libres de esta plaga. Pero, ¿por qué la detección de una sóla cabeza de ganado infectada en la frontera sur de México causó tal alarma?
¿Qué es el gusano barrenador?
De acuerdo a un comunicado de la Universidad del Estado de Iowa, el gusano barrenador es una amenaza para el ganado y otros animales de sangre caliente. Este parásito, que se alimenta del tejido vivo, no solo pone en riesgo la salud de los animales, sino que también puede causar importantes pérdidas económicas.
El gusano barrenador no es exactamente un gusano, sino la larva de una especie de mosca conocida científicamente como Cochliomyia hominivorax. Estas larvas se desarrollan alimentándose de tejido vivo, un fenómeno conocido como miasis.
Esta enfermedad había sido erradicada en regiones como México, Estados Unidos y América Central, pero ha sido un problema endémico en áreas de América del Sur, el Caribe, Asia y África. Por ello, es tan alarmante la presencia de la larva en la frontera sur de nuestro país.
Las infestaciones comienzan cuando la mosca hembra deposita huevos en heridas superficiales del animal. Las larvas emergen y se alimentan del tejido vivo, lo que provoca heridas profundas y dolorosas. Este proceso puede resultar en:
Infecciones secundarias y acumulación de fluidos malolientes.
Disminución del apetito y la producción de leche.
En casos graves, muerte del animal en un lapso de 7 a 14 días debido a toxicidad o complicaciones.
Animales en riesgo
El gusano barrenador puede infestar cualquier animal de sangre caliente, incluidos aves y mamíferos, como nuestras mascotas. No obstante, es más común en ganado bovino, caprino y ovino. Las heridas comunes que sirven de entrada para el parásito incluyen:
Picaduras de garrapatas.
Lesiones por descorne o marcado.
Cortes ocasionados por alambres o ramas.
El cordón umbilical de animales recién nacidos.
En regiones donde este parásito es endémico, conocen muy bien las medidas que se deben tomar para prevenir la expansión de esta enfermedad:
Inspeccionar cuidadosamente las heridas para detectar huevos o larvas.
Mantener a los animales bajo observación constante, especialmente después de procedimientos como descorne o parto.
Durante viajes a regiones afectadas, proteger cualquier herida para evitar infestaciones.
En caso de sospecha, los dueños del ganado deben llamar inmediatamente a un veterinario, ya que el tratamiento temprano puede salvar la vida del animal y evitar la propagación del parásito. Sin embargo, podemos imaginar las complicaciones logísticas y el costo económico que estas medidas implican en lugares como Chihuahua, donde los ganaderos trabajan con cientos de animales cotidianamente.
¿Qué pasa con los humanos?
Aunque menos común, los humanos también podemos enfermar a causa del gusano barrenador si sufrimos de heridas abiertas por un tiempo considerable, en las regiones donde se ha extendido esta plaga.
Por fortuna, este agente infeccioso, o vector de la miasis, está lejos de encontrarse en la mayor parte del territorio mexicano. Y el gobierno ha emprendido arduas tareas de contención. La vigilancia y el manejo adecuado son fundamentales para proteger la salud del ganado y evitar el retorno de este parásito a regiones libres de su presencia.