Llama la Iglesia Católica a cultivar la ternura, paz, paciencia, amor y fidelidad como buenas semillas para el mundo y los corazones de las personas.
Este domingo, el presbítero Raymundo López Aguirre, párroco del Sagrario de la Catedral Metropolitana de Chihuahua invitó a la feligresía católica a dejar de lado el egoísmo y la soberbia, para darle paso a buenos sentimientos, para ser como esa semilla de mostaza, que si bien, puede ser pequeña pero si crece da fruto en abundancia.
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El presbítero presidió la misa dominical debido a que don Constancio Miranda Weckmann, arzobispo de Chihuahua, está en preparación para la peregrinación a la Basílica de Guadalupe en CDMX.
Esta semana siguieron con las parábolas del evangelio de San Mateo, se reflexionó sobre la cizaña entre semilla buena de trigo, donde la dejaron crecer junto con el trigo. El sembrador de la buena semilla es el hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del reino, los partidarios del maligno es quien siembra la cizaña, el enemigo que lo siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo y los segadores son los ángeles. “El hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su reino a quienes siembran el mal y entonces los justos brillarán como el sol”.
El presbítero señaló que cada vez que se escucha la palabra de Dios es una oportunidad para tocar lo más profundo de los corazones, pero también para fomentar la alegría, la esperanza, las ilusiones y el gozo bonito que Dios quiere ofrecer.
Comentó que el hijo de Dios siembra buena semilla en el campo, pero a la gente le cuesta entenderlo, porque con esa buena semilla también crecerá la cizaña, es decir, el bien y el mal crecerán juntos, “La semilla puede crecer grandemente cuando seamos capaces de convencernos que somos buena semilla”.
Invitó a los feligreses católicos a dejar crecer las buenas semillas y no desesperarse porque hoy va ganando el mal.
“Escuchar la palabra de Dios es una oportunidad para recuperar la esperanza y el amor. Anímate a que sea la paciencia, la bondad y la misericordia la que nos impulsen y nos decidamos a dejar el pecado. Hay que atrevernos a ser nueva semilla”.