El niño que es víctima de abuso sexual prolongado generalmente desarrolla una pérdida de autoestima, tiene la sensación de que no vale nada y adquiere una perspectiva anormal de la sexualidad. El niño puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y puede llegar a considerar el suicidio.
Ante esta situación, el Sistema Nacional de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes recomienda a los padres de familia creer cuando los menores confiesan que han sido víctimas.
El abuso sexual a niñas y niños lleva consigo una serie de situaciones a las que como padres deben estar atentos para prevenirlo, en algunas ocasiones pueden ser inadvertidas y ponen en peligro su vida e integridad.
Los que abusan sexualmente de los niños pueden hacer que el niño se muestre extremadamente temeroso de revelar las acciones del agresor y, sólo cuando se ha hecho un esfuerzo para ayudarlo a sentirse seguro, puede el niño hablar libremente. Si un niño/niña dice que ha sido molestado sexualmente, los padres deben tratar de mantenerse calmados y hacerle sentir que lo sucedido no fue culpa suya. Los padres deben llevar al niño para que le hagan un examen médico y a una consulta psiquiátrica.
El abuso sexual inicia con la seducción; la persona abusadora realiza con la niña o el niño actividades que le son divertidas y le gustan, a fin de ganarse su confianza. El segundo paso es la interacción abusiva, donde el abusador continúa con juegos eróticos y sexuales como besos, caricias y tocamientos en genitales.
Un tercer momento es el secreto para mantener la relación abusiva, a través de la “ley del silencio”, el chantaje o las amenazas por parte de la persona abusadora, y como cuarto paso se encuentra la divulgación, que se da cuando la niña o el niño ya no toleran el abuso y deciden contarlo, cuando son sorprendidos por otra persona o cuando aparecen síntomas que generan sospecha.
Finalmente, está la represión o retractación que ocurre cuando la niña o el niño se sienten descalificados por las personas adultas en lo que dice, niegan la evidencia de los hechos o en ocasiones es presionado para retractarse de lo ocurrido.
Los niños abusados sexualmente pueden desarrollar lo siguiente:
•interés poco usual en, o el evitar, todo lo de naturaleza sexual
•problemas con el dormir o pesadillas
•depresión o aislamiento de sus amigos y familia
•comportamiento seductor
•decir que tienen el cuerpo sucio o dañado, o tener miedo de que haya algo malo en sus genitales
•negarse a ir a la escuela
•delincuencia/problemas de conducta
•secretividad
•evidencia de abusos o molestias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías
•agresividad poco común
•comportamiento suicida