La desaparición de personas es una problemática presente en Chihuahua y en todo el país, donde la Iglesia Católica hace presencia a través del acompañamiento a miles de madres, que no cesan en su valiente búsqueda, afirmó en entrevista para El Heraldo de Chihuahua Monseñor Javier Acero, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México y responsable episcopal para los laicos en el mundo de la Arquidiócesis Primada de México.
Durante su visita a la ciudad de Chihuahua, el pasado jueves, Monseñor Javier Acero, quien es referente nacional en la Pastoral de Acompañamiento a Madres Buscadoras de Desaparecidos, sostuvo reuniones con representantes de distintos sectores, como parte de la Academia de Líderes Católicos.
Compartió que en dicha reunión participaron representantes de distintos ámbitos, y afirmó que más allá de partidos, ideologías y cargos, el trato entre personas, de igual a igual, permitió el diálogo y los acuerdos.
Es nacido en Valladolid, España, y reside en México desde 1999. Fue superior de los Agustinos Recoletos para la Provincia de México y Centroamérica y actualmente preside la Comisión de Prevención y Protección de Menores de los Agustinos Recoletos en México y Costa Rica, y es miembro de las Comisiones de Comunicación, Obras Sociales y Educación a nivel internacional en la orden de Agustinos Recoletos.
Su formación académica es como licenciado en Teología por la Universidad de Navarra, España, Máster en Psicoterapia Gestalt y cuenta con Licenciatura en Psicología por la Universidad Intercontinental (UIC-México).
Creador y productor de programas de televisión que se emiten en canales religiosos de Latinoamérica y Europa.
El obispo refirió que también se reunió con Madres Buscadoras del estado de Chihuahua, quienes expusieron la dolorosa experiencia que atraviesan, por no saber el paradero de sus familiares. Consideró que "esta problemática no ha sido bien atendida por parte del Estado; pero ahí, donde no está el Estado, está la Iglesia, y donde sí está el Estado, la Iglesia sigue acompañando con la escucha”.
Añadió que la situación que se atraviesa en Chihuahua no se puede normalizar, por lo que es necesario unirse entre medios de comunicación, gobierno, instituciones, Iglesia, para hacer frente a los temas de desapariciones, tema que no se puede normalizar,
El entrevistado expuso que la desaparición de personas ha aumentado exponencialmente, y a la par otros delitos y violencia en general, lo que dijo es "un problema del tejido social, que se ha roto".
Agregó que esto quedó plasmado como parte de los compromisos que firmaron los tres candidatos que aspiraron a la Presidencia de la República, en las elecciones del pasado 2 junio.
Añadió dichos compromisos son fruto de los Diálogos del Conversatorio por la Paz que se iniciaron en Chihuahua, que se establecieron después del asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, ocurrido en junio de 2022, en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique.
El obispo afirmó que la Iglesia ha encabezado todos los Diálogos y Acuerdos por la Paz, con los distintos sectores que conforman la sociedad, en una búsqueda permanente de igualdad y paz para todas las personas, sin importar el nivel social, económico, cultural o ideológico.
Expresó que el tema de Madres Buscadoras no se ha politizado dentro de la Iglesia Católica, pues en ésta no entra la política, sino Jesucristo y el evangelio, además de que dijo que las reuniones que se sostienen con representantes de los distintos sectores.
Lo más importante es ver a las personas, no solamente desde lo que piensen, sino desde lo que sienten.
Añadió que el Papa Francisco ha insistido en lo que manda el Evangelio: que la iglesia salga a las periferias, para conocer la dificultades a las que se enfrentan las familias, como la inseguridad, pobreza y una gran cantidad de injusticias.
Consideró que la situación de inseguridad “es palpable en las calles, y se ha generado por la ruptura del tejido de una sociedad, donde los pobres son cada vez más pobres, y los ricos, más ricos". Añadió que a su vez, dicha desigualdad ha provocado un enojo en las víctimas de desigualdad, por ejemplo, en personas que pese a trabajar jornadas de diez horas o más, no perciben más ingresos, y no logran superarse.
Explicó que esta es una de las causas por las que muchas personas optan por trabajar en actividades no lícitas, donde obtienen más ganancias en menor tiempo, y prefieren eso a un trabajo donde se gana poco, y señaló que aunque las actividades ilícitas con condenadas por la Iglesia Católica, es necesario señalar que esto es producido por una estructura social injusta.
El obispo afirmó que es necesaria la humanización, donde cada quien haga lo que compete: el político hacer más leyes que custodien la vida y la seguridad de los habitantes.
A la Iglesia corresponde proporcionar centros para que escuchen los problemas de la gente y al mismo tiempo ser mediadores de la paz, pues “hoy la Iglesia está llamada a ser artesana de la paz y los pastores tenemos que ser artesanos de la paz, los pastores tenemos que ser artesanos de la paz, pero también los laicos, porque no vamos solos, los problemas se solucionan cuando hay una interconexión entre todos los actores de la sociedad: Iglesia, políticos, empresarios, movimientos juveniles, sindicatos, pues toda la sociedad tiene que estar interconectada para salir adelante de los problemas”.
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Expresó que "no podemos hacer un símil de la fe, simular la fe, ya que la fe se vive en la Iglesia, en la casa, en el trabajo, en el camino en el tráfico y en todos los sitios y actualmente no es que la Iglesia se haya alejado, es responsables y no ser indiferentes a los problemas de los demás”.
"Cuando uno tiene fe, cuando uno se encuentra con Jesús, el hermano es más hermano; tenemos una fe temporera, y la fe debe ser de 24 horas, una fe que compromete”.
El obispo afirmó que es necesario recuperar la fe, “humanizarnos y superar esta crisis antropológica desde la recuperación de la propia identidad de mi persona y de mi familia. Recuperar la identidad es escarbar en la historia de mi ayer, para recuperar el aquí y el ahora, porque sin memoria , no hay futuro".
Para finalizar, hizo una invitación al diálogo desde la humanización, a humanizar la vida pública, y señaló que “como católicos tenemos que estar en la vida pública de Chihuahua, sin miedos, necesitamos liderazgos con gestos, más que con palabras”.