La llegada de los megaproyectos, los cacicazgos, la tala del bosque, la violencia y el cambio climático han alterado la vida de las comunidades y del bosque en la Sierra Tarahumara. Todo ello acarrea grandes problemáticas entre las que destacan la tala desmedida, la falta de agua y los incendios forestales, que afectan las vidas de las comunidades indígenas, que se encuentran estrechamente vinculadas a la vida y la salud del bosque.
Antonio Turuseachi de una comunidad de Guachochi e integrante de la Consultoría Técnica Comunitaria, quien participó en el Foro Diálogos de Resistencia, con el tema “Afectaciones a los bienes naturales de las comunidades”. Explicó que según mediciones internacionales, para que una persona pueda disfrutar de su derecho humano al agua, requiere un abastecimiento de entre 50 y 100 litros al día. Sin embargo, las personas de las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara tienen un promedio de 24 litros de agua al día cada una.
La escasez de agua se vincula directamente con la pérdida del arbolado, sin que hasta el momento exista un plan para que en esas comunidades realmente se garantice el acceso al agua potable. Son pocas las comunidades que cuentan con el apoyo de una asociación civil para la instalación de sistemas de captación de agua. En la comunidad de Cuiteco, se cuenta con el apoyo de Captar, pero si no llueve no hay recurso vital.
Por otro lado, el Banco Regional de Alimentos de Cáritas ha brindado apoyo a las comunidades con agua embotellada pero no es suficiente. A principios de julio también la Junta Central de Agua y Saneamiento anunció la dotación de 200 garrafones con 19 litros de agua potable en beneficio de 200 personas.
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Además, se dijo que las campañas de reforestación obedecen a calendarios políticos y económicos que nada tienen qué ver con los tiempos y las condiciones de la naturaleza para que los arbolitos prosperen; así, en muchas ocasiones las plantas son sembradas en épocas o en lugares en los que no sobreviven, precisamente por el desconocimiento del ambiente natural y la falta de pertinencia cultural de los programas y su operación. A pesar de los esfuerzos de reforestación que distintos niveles de gobierno han emprendido, explicaron los representantes de las comunidades, el bosque lo único que necesita para recuperarse es que no lo talen y lo dejen prosperar.
Antonio destacó que hay una constante violación a los derechos colectivos de las comunidades indígenas y la pérdida de territorio boscoso. Informó que entre el 2001 al 2023, Chihuahua perdió más de 32 mil hectáreas de bosque, principalmente por la tala desmedida de árboles. La conclusión fue que el ejercicio de los derechos colectivos de los pueblos indígenas se traduce en el cuidado del bosque.
Juan Loera González, académico de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México, integrante del Consejo Directivo de CONTEC, reiteró la importancia de escuchar y apreciar las opiniones y reflexiones de las comunidades indígenas, pues son ellas quienes están vinculadas al bosque por su forma de vida.