El vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez, condenó que la inteligencia militar del país sea aprovechada para seguir a quienes realizan declaraciones y buscan alternativas de paz, en lugar de priorizar el brindar mayor y mejor seguridad a las comunidades más desprotegidas de la Sierra Tarahumara.
La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús emitió un pronunciamiento luego de que se filtrara la información de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, donde quedó al descubierto que los militares catalogan como “grupo de presión” a los representantes de la Iglesia que hacen posturas sobre las condiciones de inseguridad.
El vicario dijo que en el estado se suscriben a este pronunciamiento en todos sus puntos, y recalcó que les duele que a través de esto que hicieron (homicidio de sacerdotes en Cerocahui) quede en evidencia que el interés del Estado y el Ejército pueda no ser precisamente el proteger a la población “sino, por lo contrario, la comunidad organizada, y quienes presentan alternativas de paz sean quienes estamos bajo la mira”.
“Dicen que somos un foco de presión, ¿presión de qué, porque exigimos la verdad y la justicia? La seguridad para las comunidades de la Sierra Tarahumara fue al amparo de la impunidad que haya llegado a lo que se llegó, hay cosas que escandalizan mucho, como saber que había una actividad delincuencial de suma gravedad que ponía en riesgo a la población y que pudo haberse evitado, es decir la inteligencia sirve ¿para qué?, para contemplar una realidad, que no les duela la realidad de la gente que está sufriendo”, refirió.
El vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez, dijo que mientras tengamos un gobierno al que no le “duele” su pueblo, no en las palabras, sino que le duela la situación que vive de la angustia de cada día, la inseguridad al salir, la situación en la que están en riesgos los hijos de la familias, mientras no haya eso, consideró que se caen en cosas de “auténtico realismo mágico”.
Señaló que están más preocupados por detectar que el Centro Miguel Agustín Pro Juárez, que tiene en el ámbito internacional una calidad moral probada por diferentes organismos de la ONU, Vaticano, el gobierno de Estados Unidos, “y que caiga bajo la sospecha del Estado mexicano, bajo la inteligencia militar, que en vez de estar preocupados por brindar seguridad y hacer su trabajo, nos estén siguiendo a quienes hacemos declaraciones”.
Consideró que se debe seguir atentamente a quienes están hablando a nivel del clero, a nivel de la Iglesia, como si fuéramos el enemigo a vencer, a seguir, porque pedimos que hagan su chamba como ciudadanos.
“Lo que duele más es saber que tienen posibilidades como ha quedado de manifiesto a través de esta ‘denudes’ que se ha expuesto en el Ejército Mexicano, de realizar un trabajo de humanidad, de calidad, humanizar su actividad de seguridad, en lugar de caer en la especulación, en la imagen de la apariencia o en meros espectadores de esta tragedia que se llama México. ¿Cómo es posible que ellos sabían que ‘el Chueco’ podía realizar acciones de gravedad y que el riesgo estaba puesto, y simplemente se dan por enterados, pero no hay de parte de ellos una estrategia de contención de defensa de la población, no hay un interés, hablamos de vida de personas, no sólo de asuntos de los padres”, insistió.
El vicario dijo que son las comunidades que están viviendo asoladas por esta actividad delincuencial, “por supuesto que suscribimos el pronunciamiento, lo hacemos nuestro, nos indigna que en el caso mío, que como vocero de la Diócesis yo sea un problema de seguridad nacional que la delincuencia, es ridículo, o que yo pueda ser un factor de riesgo, no lo somos en absoluto, salvo en hacer nuestro el dolor y querer que haya un México mejor”.
Dijo que suscriben esta postura de la Compañía de Jesús, con el deseo de ver cómo no hacen su chamba quienes deben hacerla y que si los recursos de inteligencia militar no sirven para abonar a un futuro mejor, se convierten en cómplices pasivos de la delincuencia organizada, porque sabiendo que hay cosas que pueden evitar y teniendo los recursos, no lo hacen.
Reiteró que las autoridades de seguridad saben dónde están las personas que hacen los actos criminales y no los detienen simplemente porque no lo quieren, “por componendas, corrupción o incapacidad, pero en cualquiera de las tres sale mal parado el Ejército, si eso salió a la luz por el hackeo, no queremos hacer una crítica de corrupción, pero apelamos a quienes de ellos tengan una conciencia cívica y de amor a nuestra patria, para que hagan lo que tienen que hacer”.
Explicó que la labor fundamental de las autoridades de seguridad deben terminar en primera instancia con la impunidad, en lugar de quejarse de los representantes de la Iglesia, quienes viven con la gente y conocen de la situación actual de estas comunidades.
Compartió que les preocupa más el seguir a quien realice posturas, que la vida concreta de las personas, es algo de lo que considera como realismo mágico, “qué vergüenza que sea el interés de la inteligencia militar, de la seguridad de los ciudadanos y las comunidades más desfavorecidas que es la Sierra Tarahumara”.
El vicario de la Diócesis dijo que la sangre de los padres Javier y Joaquín es por toda la gente, que se partieron la vida no sólo por ellos, pues aseguró que eran personas de paz, entregaron su vida en pro de la ciudadanía y que estos “balconeos” dejan ver que están muy lejos de ser autoridades dignas que representen el sentir del pueblo mexicano por la paz.