Entender a los jóvenes es el reto, porque los que hoy son jóvenes viven circunstancias novedosas que los ponen en situaciones nuevas a las que tratan de responder y que muchas veces los adultos, empezando por sus padres, no alcanzan a decodificar correctamente, mencionó monseñor Jorge Cuapio Bautista, obispo de la Diócesis de Iztapalapa y coordinador desde hace dos años de la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Juventudes junto con el obispo auxiliar de Zamaro, Francisco Figueroa.
En entrevista para El Heraldo de Chihuahua compartió que acompañar a las juventudes es una tarea titánica que implica empezar a escuchar a esos adolescentes y jóvenes, sus expresiones de vida, incluso su lenguaje y su forma de comunicarse.
El obispo hizo un llamado a confiar en los adolescentes y jóvenes, quienes son la esperanza para la construcción de la paz, donde se conjugue la madurez de los corazones adultos con la riqueza de los corazones jóvenes, donde los adultos apoyen sus sueños y los ayuden a subsanar sus limitaciones para que puedan desarrollarse y hacer de este mundo, algo mejor, donde prevalezca la igualdad y la paz.
Bajo ese tenor, la delegación mexicana integrada por 3 mil jóvenes participará en la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla del 1 al 6 de agosto en Lisboa, donde tendrán tiempo de reflexión y celebración con el Papa Francisco. La delegación ya está en camino a este encuentro internacional.
El gran reto es entender a las juventudes
Monseñor Cuapio Bautista señaló que en otros tiempos la casa era el asiento de la vida, era el lugar donde se iba a permanecer siempre, de donde el jóven iba a salir pero que tenía la seguridad de que cualquier día podría regresar, hoy en día muchos niños, adolescentes y jóvenes ya no viven esa situación, en realidad viven un día en casa de su madre, otros días en casa del padre porque los padres están separados o porque viven con los abuelos. Su situación de vida es distinta.
A partir de ello se genera una nueva manera de relaciones, que en general son relaciones muy volátiles porque las relaciones de los adultos son volátiles, la mamá no está y el papá tampoco, lo que genera fragilidad en las personas, y sus expresiones de vida, sus necesidades afectivas, sus ilusiones sean diferentes a los que tuvieron las otras generaciones.
“Tenemos que escuchar, entender, aceptar y acompañar, cuatro verbos muy importantes”.
Monseñor comentó que ante los jóvenes los adultos tienen un problema, al estar acostumbrados a mandar y dirigir, lo que ocasiona un choque, “El joven necesita que lo escuches y el adulto quiere mandar, el joven necesita que lo acompañes y el adulto lo quiere conducir, por eso los espacios de los jóvenes no coinciden con los espacios de los adultos”.
La esperanza, afirma monseñor Cuapio, es que vuelvan a coincidir, que es deseable para el bien de las personas adultas que no van a quedar solas, es deseable para los jóvenes porque recibirán ayuda y colaboración de los adultos, y es deseable para la sociedad porque podremos comunicar con mutuo enriquecimiento y provecho valores de los mayores a los jóvenes, pero también de los jóvenes a los mayores, un intercambio crucial en la comunidad”.
Las juventudes viven realidades humanas que han estado presentes siempre, incluso el Santo Padre Francisco lo dice: hay situaciones que de hecho no son malas, lo malo es el ejercicio. “El tema es comprender bien quién eres y cómo te expresas, el quién eres siempre será bueno, en las expresiones o acciones es donde pueden hacerse cosas malas”, comentó monseñor.
Ejemplificó que en el tema de género o sexualidad, una persona que tenga una tendencia homosexual no es una persona mala, el ejercicio de la prostitución o los excesos sexuales en personas homosexuales o heterosexuales es lo malo. Por lo que dijo que esas distinciones hay que tenerlas claras para saber respetar y poder orientar.
Ante ello, en el equipo nacional de la Pastoral Juvenil se van promoviendo los principios con los jóvenes, se trata de un tema progresivo y de mucho aprendizaje para todos. “Si nos ubicamos en la novedad del tiempo, abrimos el corazón y estamos dispuestos a aprender tendremos éxito, porque todos debemos aprender desde el padre y madre de familia, los abuelos y sacerdotes, quienes tenemos que abrir el corazón a la novedad del tiempo y las nuevas expresiones de nuestros jóvenes”.
El obispo considera que el trabajo está en marcha, pero aún es insuficiente, por lo que entre las estrategias para llegar a las adolescencias y juventudes es hacer uso de las redes sociales y los medios, modos y lenguajes de los jóvenes.
Manifestó que uno de los frutos de la pandemia Covid obligó a aprender a caminar en espacios donde no caminaban, y a comunicarse con herramientas que aunque son propias de los jóvenes, los más adultos han aprendido a usarlas.
Juventudes llenas de sueños e ilusiones
Los adolescentes y jóvenes tienen un poco de desconfianza, debido a que hay un prejuicio de incomprensión, por lo que el reto es la cercanía y la confianza. El acompañar.
“Cuando uno camina junto con otro; respeta su camino, su dirección, su ritmo; y a la vez tiene la oportunidad de que no vaya solo, de ayudarle a advertir riesgos y si es necesario levantarlo cuando cae, eso es acompañar”.
Actualmente cobra importancia el lema de la pastoral juvenil que es: No caminar solos, sino caminar siempre juntos, sobre todo porque la tendencia de la sociedad es a ensimismarse y hay que revertirla porque no permite crecer. “Nos hace crecer el encuentro, el diálogo, la comunión, el compartir, el intercambio. Es lo que proponemos para crecer, porque de ahí viene la escucha y el diálogo”.
El obispo mencionó que trabajar con las juventudes le deja una gran satisfacción y enseñanza, al descubrir su hermoso mundo que incluye sus lenguajes, inquietudes, sueños, intereses y formas de expresarse.
“Nuestros jóvenes tienen los sueños y las ilusiones de la gente buena en un paquete diferente, son personas en búsqueda, no sólo espiritual, sino de buenas relaciones, de conocimientos y desarrollo”.
Destacó que se trata de adolescentes y jóvenes, entre los 12 y 29 años, quienes tienen muchos talentos que ponen al servicio de sus semejantes, como trabajar e interactuar en redes sociales, comunicación, creatividad, conocimientos que adquieren fácilmente en las redes sociales, son intuitivos.
“Confiemos en nuestros jóvenes, en los adultos siempre hay una especie de temor por el futuro, por si las cosas ya no serán como las hemos vivido, pero yo quiero pensar que en nuestros jóvenes las cosas pueden ser mejor de las que hemos vivido, si bien tienen limitantes que a los adultos nos toca subsanar y sueños que nos toca apoyar y sostener, tienen ellos la capacidad de crecer y desarrollar mucho más”.
Monseñor enfatizó que tanto la Iglesia como la patria tienen mucha esperanza en los jóvenes, a quienes al igual que a los adultos les hace falta la paz, por lo que es necesario reencontrarse, dejar de desconfiar entre generaciones para darle paso a conjuntar lo rico que tiene el corazón de los adultos y ancianos, con la riqueza del corazón de los jóvenes tendremos mucha paz.
Jornada Mundial de las Juventudes 2023
La Jornada Mundial de las Juventudes tiene como tema de reflexión aquel pasaje bíblico tras el anuncio del ángel Gabriel, donde María se levantó y salió al encuentro de su prima Isabel, explicó monseñor Cuapio Bautista, al visitar la entidad para participar en el Octavo Diplomado Internacional de Doctrina Social de la Iglesia de la Academia Internacional de Líderes Católicos, donde aprovechó para platicar sobre la Jornada Mundial de la Juventud, donde México será representado por más de 3 mil jóvenes.
La delegación mexicana que acompaña la pastoral ya está en movimiento, unos se encuentran en Lisboa y otros en España, en breve llegarán a Lisboa donde desarrollarán las actividades del 1 al 6 de agosto.
La intención de la JMJ es abrir un espacio de encuentro y diálogo, de intercambio de fe y de cultura que el Santo Padre San Juan Pablo II promovió al inicio de su pontificado y que hasta el presente se ha mantenido.
El tema de la JMJ es un signo que el Papa Francisco espera de los jóvenes de hoy, para que salgan de su propio mundo y se den cuenta de que son una buena noticia y una bendición para el mundo, por lo que es necesario que se levanten y salgan como María al encuentro de los demás.
Señaló que las JMJ han tenido efectos muy positivos, han decidido vidas, vocaciones, han generado amistades, riqueza cultural, convicciones de vida, en general es una experiencia muy rica.