Buscando aportar al cuidado del agua y del medio ambiente generando a su vez la solidaridad intergeneracional, el presbítero chihuahuense, José Carlos Chávez Arias, plasmó en su libro “Justicia Hídrica” una reflexión al respecto basándose en la Doctrina Social de la Iglesia y la encíclica publicada por el Papa Francisco, “Laudato Sí”.
Chávez Arias es igualmente especialista en la Doctrina Social de la Iglesia, motivo por el cual, preocupado por la situación que se vive no solo en la entidad, sino en gran parte del mundo, es que optó por elaborar este texto por medio del cual busca exhortar a los fieles a que tener una conversión ecológica que favorezca a la sociedad.
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“Yo he querido hacer eco de que cuidemos nuestra casa común y por qué no decirlo de nuestra agua común, esa agua que no puede ser mercantilizada, no puede ser privatizada, no puede ser sujeta únicamente a los esquemas económicos, sino que es un agua que el Señor nos da, es un elemento, es un bien”, comentó.
En ese sentido, lo que busca es iluminar una cuestión social de la escasez del agua, la cual es ocasionada, además del estado desértico en el que se vive, por la actividad económica del hombre.
Y es que señaló que se están capitalizando los recursos hídricos, “donde hay agua, puede haber producción y se ofrecen bienes y servicios. El consumo del agua no solo se refleja en el recibo de ese servicio, sino que está reflejado igualmente en la dieta, en la ropa, en los productos que utilizamos”.
En ese sentido, concluye que “nos damos cuenta que agua sí hay, pero quizá no alcanza para una economía que siempre tiene una sed insaciable de riquezas, es por eso la llamada a una justicia, de cuidado”.
Agregó que, desde el punto de vista cristiano, en el libro del Génesis, se habla del mandato que Dios les da sobre el cuidar los recursos, lo cual acusó que se ha confundido con dominar y apropiarse, “nos hemos sentido autorizados para dañar el ambiente”.
Para poder lograr un cambio, además de todas las propuestas técnicas que se han presentado a lo largo de los años, refirió que es indispensable que se vaya a la raíz del desbalance hídrico, así como partir del corazón. “Comenzar de la transformación del corazón con una conversión ecológica para después cambiar nuestros estilos de vida, llevar una vida sobria, responsable, feliz, sin obsesionarnos por el consumo para después pasar a la esfera pública que se reflejará en la manera de entender la economía, en la manera de entender la política”.
Recordó que el agua es un derecho humano y una condición necesaria para que se garanticen todos los demás, de ahí la relación que tiene con la dignidad humana, la cual se debe proteger.
“Es una invitación integral, el tema del agua se relaciona con todos los temas porque sin agua no hay desarrollo social, es una invitación también para descubrir nuestra responsabilidad como cristianos y como habitantes de esta casa común a cuidar y a garantizar que el agua llegue a todos”, concluyó.