Uno de los problemas actuales más sentidos dentro de las sociedades en general, no sólo en México, sino en el mundo entero, se refiere a las violencias que se generan dentro del hogar y fuera de estos, cuando son cometidos por miembros de una familia o sus consanguíneos, generando con ello, en la mayoría de las veces, más conflictos y disrupciones que se transmiten de generación en generación.
La violencia familiar es ya un delito en el estado de Chihuahua y se presenta en varias modalidades: física, psicológica, económica, sexual o patrimonial, provocada principalmente del hombre hacia la mujer y en menos casos al revés.
Para atacar esta modalidad de violencia en el municipio de Chihuahua y al ser la familia el eje principal de esta administración, como lo ha dicho el propio alcalde, Marco Bonilla, se han realizado serias acciones que ayuden a contrarrestarla y disminuir la incidencia, apoyándose para ello de la Subdirección de Atención a la Violencia Familiar y de Género de la Dirección de Seguridad Pública, por medio de las unidades que atienden esta problemática en ambas comandancias y que han brindado apoyo a mujeres y hombres vulnerables desde el año 2005 a la fecha, debido a la necesidad que existía entonces de atender de manera integral a las víctimas de este delito, que en su mayoría solían ser del sexo femenino.
Al ser éste un fenómeno continuo, por instrucción del edil capitalino, tanto psicólogas como trabajadoras sociales y abogadas que pertenecen a la citada subdirección, a cargo de Liliana Herrera Villanueva, están haciendo todo lo posible para prevenir y contener la problemática, no sólo dentro de la ciudad, como solía hacerse hasta no hace mucho, sino en las comunidades rurales e indígenas, donde suelen desconocer las regulaciones legales que existen en esta materia.
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Debido a que, según la cultura rarámuri y la de otras familias de poblados remotos, el abuso familiar podría ser visto con cierta normalidad, derivado de sus usos y costumbres, resulta imperante cambiar esa percepción social.
La pretensión es que esta falsa creencia sea modificada de manera paulatina por sus integrantes, quienes al recibir las pláticas informativas de las expertas de la DSPM, han mostrado real interés por cambiar, disipando dudas referentes a este delito, pues ningún tipo de agresión puede ser permitida, bajo ninguna circunstancia.
La abogada y especialista en el tema de atención a la violencia familiar, Ana Ruiz, quien labora para la Dirección de Seguridad Pública, dijo que se ha estado luchando arduamente para lograr avances en la disminución de la estadísticas y reportes que llegan a la Policía, derivados de esta problemática.
Para lograrlo, la DSPM recientemente adquirió un camión remolque que fue adaptado para ser llevado a donde sea necesario para atender e informar a las y los interesados en el tema de la prevención de la violencia familiar, sus consecuencias y retos actuales.
Además, para aprovechar los recursos con que cuenta la DSPM, estudiantes de escuelas del medio rural también son instruidos sobre la prevención de la violencia en el noviazgo y los derechos de niñas, niños y adolescentes, pues suele ser en estas etapas del desarrollo donde se forjan el carácter y las conductas futuras.
Para sumarse a esta lucha, la regidora Graciela Rojas Carrillo, primera mujer de la etnia rarámuri en llegar a ese puesto dentro del ayuntamiento chihuahuense, se ha mantenido firme en su apoyo para que la violencia familiar pronto deje de estar en la lista de los delitos más comunes en la ciudad, en las zonas apartadas y en los asentamientos indígenas.
Denuncia la violencia familiar y sigue estas recomendaciones:
· No confrontes al agresor
· Solicita ayuda al 9-1-1 o utiliza las aplicaciones “Marca el Cambio” o “Yo Segura”
· Retírate y retira a niñas, niños y adolescentes del lugar
· Mantente en contacto con tu red de apoyo (amigos y familiares)
· Busca un lugar seguro para resguardarte