El agente Filiberto Ortiz Lucero fue honrado por sus compañeros al culminar una carrera de 35 años al servicio de la comunidad a través de las Fuerzas Preventivas de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad de Cuauhtémoc, quién mencionó que "Los llevo en mi corazón”.
Con una formación militar, Ortiz Lucero se unió a las filas de la policía municipal de Cuauhtémoc desde una edad temprana, siendo su primera tarea el cuidado de un detenido en las instalaciones de la clínica 16 del IMSS. En aquel entonces, Cuauhtémoc era una ciudad diferente, con problemáticas distintas a las actuales, recordó con nostalgia.
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A lo largo de su carrera, Ortiz Lucero enfrentó una variedad de desafíos y situaciones, marcando su labor con disciplina, entrega y un constante deseo de servir a los demás. A través de su trabajo, pudo brindar educación a sus hijos y alcanzar metas personales como adquirir una vivienda propia.
Cuando se le pregunta sobre consejos para los nuevos policías, Ortiz Lucero enfatiza la importancia de cuidarse mutuamente, recordando a los compañeros que, lamentablemente, no pudieron concluir su servicio.
Agradece a Dios por haberlo protegido en las numerosas situaciones de riesgo que enfrentó a lo largo de su carrera, permitiéndole ahora disfrutar de su retiro en compañía de su familia, tres hijos y seis nietos, con uno más en camino.
En un gesto de reconocimiento y gratitud, sus compañeros realizaron una valla en su salida del departamento, brindándole aplausos y palabras de agradecimiento.
Ortiz Lucero se despide como un agente, un amigo, un trabajador y, sobre todo, como un ser humano que dedicó generosamente una parte significativa de su vida a una labor noble y esencial: proteger y servir como Policía Municipal de Cuauhtémoc.