En la carretera de Chihuahua a Juárez entre el kilómetro 33 y 36, fueron vistos caminando poco más de 70 migrantes en su mayoría venezolanos, quienes se cansaron de esperar el permiso para trasladarse en los trenes de Ferromex y decidieron seguir su camino a la ciudad fronteriza a pie por la carretera.
Alejandro, uno de los venezolanos que se encuentra en una odisea por llegar a Estados Unidos junto con su familia, informó que anteriormente estuvieron acampando con otros cientos de migrantes en los patios de Ferromex al sur de la ciudad de Chihuahua, sobre la Juan Pablo II, sin embargo, al no permitírseles treparse a un vagón, tanto ellos como otras decenas de extranjeros reiniciaron su trayecto a pie.
Asimismo, parte crucial que los ayudó a tomar su decisión fue que les dijeron que el dueño del terreno donde han estado acampando les pidió que se fueran porque va a limpiar y que llevará a elementos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración, en caso de que alguno de los extranjeros se pusiera violento con la petición.
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“Si nos frenamos ahora, ya no tendremos fuerzas de continuar”, comentó Alejandro, quien indicó que hace día y medio que salieron del campamento que se encuentra ubicado en las inmediaciones de la estación Tabalaopa de Ferromex. Para realizar de la forma más óptima este trayecto, tuvieron que dejar las cobijas y cobertores que les habían regalado los ciudadanos chihuahuenses.
Debido a esto, los migrantes se quedan a dormir en donde pueden, acurrucados con la ropa que aún llevan en las mochilas haciendo fogatas para pasar el frío de la noche, esperando a que algún ciudadano se detenga y pueda acercarlos al poblado más cercano de Ciudad Juárez.
Asimismo, José, un hombre brasileño que viaja con una familia de migrantes que se encontró en su trayecto a México, contó que tiene más de un año en su travesía desde que salió de su país natal.
José aprendió varias palabras en español durante su viaje que le permitieron comunicarse con los mexicanos, para pedir indicaciones, comida y refugio, sin embargo, explicó que ha sido difícil y que el clima tan extremo le ha dificultado su viaje.
Al tener dificultades con el idioma, José ha tenido que subirse de contrabando a vehículos, sufriendo caídas que le imposibilitan el caminar grandes distancias y a pesar de ello, sigue esperanzado en llegar a Estados Unidos para conseguir una vida mejor.