“Hay que promover y hacer conciencia de que existimos”, afirmó Paola Trujillo Oaxaca, representante de Iluminemos por el Autismo Chihuahua, quien durante tres horas experimentó el horror de no saber dónde estaba su hija diagnosticada con autismo, quien en ese periodo se trasladó desde la zona norte de la ciudad hasta la zona sur.
Angustia, temor, culpa y desesperación eran parte de los sentimientos que revoloteaban en en el ser de Paola, quien al despertar no encontró a su hija de 13 años de edad, quien por su neurodivergencia requiere de supervisión constante.
Al relatar su historia pretende prender alertas para establecer protocolos de atención, para que las personas conozcan que hay personas que tienen alguna discapacidad o neurodivergencia, que requieren de ayuda.
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Hizo un llamado a no normalizar que una niña, niño o adolescente desorientado ande solo por la ciudad.
El pasado fin de semana, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal informó sobre la localización de una adolescente extraviada. Esa adolescente era la hija de Paola, quien gracias a otra madre de familia fue resguardada y puesta a salvo.
Paola relató que el pasado sábado al despertar alrededor de las 9:00 horas, vio la puerta de su casa abierta, no estaba la bicicleta de su hija, tampoco estaba la adolescente. De inmediato su esposo y ella emprendieron la búsqueda.
“En un acto de desesperación, mientras andábamos en las calles, marqué a mis hermanos y a mis padres, quienes también salieron a buscarla, pero al ver que en las cuadras cercanas no aparecía, dimos parte a las autoridades para levantar el reporte correspondiente”.
Llamó al 911, “Mi hija se perdió”. Compartió señas y fotografías de su hija. Se activó un operativo con Policía Vial, Policía Municipal y Estatal.
La incertidumbre se apoderaba de ella, cuando alrededor de las 11:50 horas, recibió la llamada de Andrea. “¿Tú eres la mamá de T.T? Ella está conmigo”.
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Paola sintió que la vida le regresaba. Andrea es mamá de un niño de ocho años diagnosticado con autismo. Ella se percató de la niña desorientada y sola en una estación del Bowí, al sur de la ciudad.
Andrea, gracias a su contexto de vida, no dejó a la deriva a una niña sola y ello ayudó a que T.T. regresará a su hogar.
Paola ahora urge a que todos los ciudadanos tomemos conciencia de la importancia de cuidarse unos a los otros. Ya que T.T. al salir de su hogar anduvo en bicicleta y nadie la detuvo. Ingresó a tres centros comerciales ubicados en la avenida Tecnológico, donde tomó varios productos, salió sin pagarlos y nadie la detuvo. Caminó a la estación del Bowí y se subió sin pagar, los guardias tampoco la detuvieron. “Es una realidad, necesitamos protocolos de alerta”.
La culpa también invadió a la madre, sobre todo porque a pesar de contar con medidas de seguridad no fueron suficientes. “Sentí culpa por no poder evitar que crezca y detener su interés de ser independiente, por no saber cómo enseñarle a cuidarse de todos los riesgos posibles”. Paola afirma que es necesario poner sobre la mesa el tema y concienciar a la sociedad.
“Mi compromiso es seguir trabajando por el autismo, primero habilitando a mi hija con las terapias necesarias y después, en donde nos permitan seguir hablando del tema para coadyuvar en la coordinación de transporte, vialidad, centro comerciales, tiendas departamentales, escuelas, dependencias, etc., pero sobre todo, fortaleciendo nuestra maravillosa Red de Padres y Madres, para seguir apoyándonos”.
Invitó a la sociedad a ser vigilantes, estar atentos al entorno y sensibilizados sobre el tema, porque hay muchas familias que viven con una persona con discapacidad o neurodivergencia.