Tras más de 24 horas de haber bajado de un tren de Ferromex en la zona de Mápula cerca de la carretera a Delicias, cientos de migrantes se encuentran esperando transporte hacia el norte del estado, ya que desean llegar al país vecino.
Esto debido a que el día de ayer los migrantes provenientes de los países de Latinoamérica del sur fueron forzados a quedarse en Chihuahua, luego de que el tren supuestamente sufriera una avería y se detuviera en una zona entre la capilla de San Judas Tadeo y Mápula.
Fue durante la tarde del jueves 2 de noviembre cuando supuestamente el personal del Instituto Nacional de Migración, junto con los elementos de la Guardia Nacional pararon el tren en que viajaban los migrantes, desacoplando la máquina de los vagones, dejándolos solos en esta zona.
Algunos de estos extranjeros decidieron que no esperarían más tiempo bajo el sol y el frío de la noche, por lo que emprendieron camino a pie hacia Juárez, siendo vistos sobre la carretera a Delicias caminando, desde adultos mayores hasta infantes que aún necesitan ser cargados en brazos.
Sin embargo, muchos de los migrantes decidieron que era mejor esperar a que vinieran por los vagones que dejaron varados en esta zona a arriesgarse a caminar con sus hijos bajo el sol incandescente y dormir a la intemperie, por lo que formaron una especie de campamento junto a las vías.
En este campamento improvisado utilizan la sombra que brindan los árboles cercanos y los vagos cuando el sol está sobre ellos, mientras que para sortear las frías mañanas y los heladas noches, toman ramas para hacer una fogata que los caliente, al mismo tiempo que funcionan como estufas.
Durante el recorrido realizado por El Heraldo de Chihuahua, se logró vislumbrar a varios migrantes reunidos alrededor de fogatas, donde cocinaban mazorcas que les regalaron granjeros cercanos a Mápula, mismos que han llevado agua y cajas con comida para que puedan sobrellevar el día.
No obstante, por la desesperación, los extranjeros se arremolinan sobre las camionetas cargadas para tomar todo lo que pueden cargar, sin importar que dejan a otros sin comida o si golpean a otros con el fin de conseguir los víveres suficientes para ellos y sus familias.
Una de las migrantes que viaja con dos menores de edad consiguió dos botellas de agua purificada y una caja de galletas, junto con un golpe en la frente de algún compañero extranjero que en su desespero comenzó a lanzar golpes para abrirse paso hasta la caja de la camioneta donde se encontraban los víveres.
No obstante, los mismos migrantes externaron que no querían comida ni agua, sino que el tren avanzara y los llevara a su destino, “agradecemos la ayuda y la comida, pero es más importante que el tren avance para poder llegar a nuestro destino”, comentó uno de los migrantes que se encuentra en los vagones varado en Mápula.
La mayoría de los migrantes tienen alrededor de cuatro meses viajando desde su país de origen hasta Chihuahua, como es el caso de Lucrecia, una venezolana que comentó que viaja desde hace cuatro meses debido a que en múltiples ocasiones la han deportado hacia el sur del país, “entiendo que nos tienen que deportar, pero que sea nuestro país, ¿Por qué tiene que ser al sur de su país, donde me van a seguir cobrando a donde sea que vaya?”.
Durante el recorrido, algunos extranjeros comentaron que han gastado desde mil 500 hasta 12 mil pesos en este viaje, lo cual los tiene en un estado de molestia constante pues comentan que los mexicanos se aprovechan de verlos en un apuro, ya que les cobran a veces el doble por cualquier producto.
Por otro lado, los migrantes contaron que parte de lo que les dijeron los trabajadores de Ferromex antes de dejarlos varados en esta zona, fue que no podían llevarlos más lejos de ese punto, sin embargo, informaron que han visto pasar a cuatro trenes hacia el mismo rumbo con paisanos de Latinoamérica del sur trepados en los techos.
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“¿Por qué nos paran nada más a nosotros? En la madrugada vimos a un tren que iba full de extranjeros, ¿nosotros que?”, comentó una de las mujeres venezolanas que se encuentran en esta zona, la cual pide a las autoridades que permitan que el tren avance hasta Ciudad Juárez.
Entre los extranjeros que se encuentran a dos horas caminando a la capilla de San Judas Tadeo y a tres horas de la tienda de conveniencia más cercana, esperan con cansancio y tristeza a que el tren se ponga en marcha una vez más o bien, que llegue un transporte que los lleve hasta Juárez para poder seguir con su camino hasta Estados Unidos.