Luis Eduardo González Granados, de 24 años, quien es egresado de la Facultad de Ciencias Químicas en la carrera de Ingeniería Química, creó un proyecto que consta de plástico biodegradable a partir de residuos de madera, ya que en el estado se acumulan en promedio 95.5 m3 por semana en cada uno de los 10 aserraderos en el municipio de Madera, y no se está aprovechando al cien por ciento esta materia.
El plástico propuesto por este joven está hecho de aserrín, este mismo tiene propiedades mecánicas y químicas que permite ser aprovechado de otra manera en diferentes recursos, por lo tanto, la patente está basada en el desarrollo tecnológico para a aprovechar los recursos naturales que tenemos a la mano que nosotros consideramos desecho o basura y poderlos aprovechar de una manera que impacte a la sociedad.
El plástico convencional utilizado en casi todo actualmente desde su invención en 1860 por John Hyatt, quien inventó el celuloide utilizado en el plástico de hoy. Mientras que el proyecto del Luis Eduardo siendo biodegradable está enfocado en cubrir las necesidades tanto ambientales como económicas.
Luis comenzó el proyecto a la edad de 15 años, el desarrollo del proyecto y experimentación duró seis años, más la resolución de la patente por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
La idea apareció gracias a los abuelos del joven Luis Eduardo, pues ellos residen en los municipios de El Largo Maderal y Madera, en este último se encuentra uno de los aserraderos más grandes de Latinoamérica, al tener la oportunidad de visitarlo, notó la cantidad de residuos de aserrín y fue cuando comenzó a charlar con la encargada, que comentaba el no encontrar qué hacer con el aserrín, se convirtió en un cúmulo de basura difícil de desechar.
Los encargados del aserradero venden este aserrín para ser aglomerado, triplay o a empresas que requieran este tipo de materiales, ya que sólo obtienen como beneficio económico el pago por los gastos de transportar el aserrín de Madera a Chihuahua (aproximadamente a 270 km), sin embargo, no es suficiente, ya que un gran porcentaje del árbol se va a residuos, más de un 50% al momento de la tala; al requerir un corte perfecto, las ramas y raíces pasan a ser aserrín.
Sin embargo, Luis comenzó a investigar sobre los polímeros (plásticos) y se dio cuenta de que el aserrín es un plástico interior, es decir que molecularmente tiene un plástico en su interior y que en realidad no se utiliza, cuando se puede utilizar para convertir la madera en plástico.
Durante los años de planificación, era muy regular escuchar sobre la contaminación del plástico, específicamente los microplásticos que se encuentran en el aire y en el agua, de igual forma en el momento se llevaba el proyecto de #SinPoPotePorFavor, entonces el joven Eduardo vio esto como una oportunidad para desarrollar su polímero, el cual se degrada en aproximadamente un año y medio a comparación de otros plásticos que tardan aproximadamente 150 años.
Este proyecto ya se ha presentado en diferentes partes del mundo; principalmente en Latinoamérica, tres veces en Europa y una vez en Cuba.
Lo innovador de este proyecto es que se está aprovechando un residuo forestal, así como el procedimiento que se lleva a cabo para este polímero y saberlo aprovechar, pues para que funcione es muy importante el proceso que le permite la propiedad de plástico.
Por otra parte, las propiedades del polímero se logran gracias a una concentración, a un equilibrio en los químicos que contiene, pero lo más innovador según Luis, es que se está resolviendo un problema a partir de otro problema. La contaminación y el residuo que deja la tala.
El proceso que Luis Eduardo realiza es complicado, pues debe llevar a cabo lados químicos, calentamientos a diferentes temperaturas, él mismo calienta, procesa, limpia, quema el aserrín para poder hacerle un tratamiento correcto. Todo este proceso le lleva aproximadamente 18 horas continuas de producción.
Las cantidades que resultan de este proceso suelen ser variables, pues depende tanto de la cantidad de las condiciones como de la temperatura que se tenga. Con las condiciones en el estado Luis mete alrededor de mil kilos de aserrín y saca alrededor de 800 kilos de plástico.
Luis ha hecho todo por cuenta propia, con ayuda de su novia, Iris Millán, logró patentar su polímero, y actualmente busca el apoyo de Gobierno del Estado para generar ingresos y ayudar a que la vida de los chihuahuenses mejore, tanto ecológica como económicamente.