“Dios no valora las grandes hazañas en la vida, sino la adopción filial de su voluntad, la disponibilidad generosa de cada día. Así vivió María quien está por encima de los santos y todos los ángeles, santificando su vida cotidiana”, dijo el Arzobispo de Chihuahua Constancio Miranda Weckmann, en la misa de ayer oficiada en la Catedral Metropolitana de la ciudad, al celebrar la Asunción de la Virgen María.
Destacó que María siempre estuvo llena de pureza, humildad y generosidad, por lo que dijo, “debemos imitar todas las virtudes de la virgen. Su amor no queda en los sentimientos y en lo meramente exterior, se muestra en palabras pero sobre todo en obras y en el cumplimiento de la palabra”.
Al referirse a la Asunción de María, el Arzobispo refirió que María es dichosa porque fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, arca al de la alianza nueva y eterna, y fue glorificada sin conocer la corrupción de su cuerpo.
“Dichosos nosotros que la tenemos como madre, ella ha cumplido la promesa de Dios y nos invita a que sigamos los pasos de su hijo”, puntualizó el Arzobispo durante la homilía de este domingo 15 de agosto, en Evangelio según San Lucas.
El Arzobispo Miranda Weckmann, recordó que este día se celebra con gran júbilo, la asunción de María, quien fue elevada por Dios en cuerpo y alma al cielo. “Jesús nos dio a María por madre”, en María tienen a la protectora y nosotros la recibimos como nuestra madre, madre como madre de la humanidad”.
Relató que María, fue elevada a una dignidad muy grande, pues es hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu santo.
“Dios quiso dotar de María de este inmenso privilegio en su vida terrena, y no quiso ahorrarle ni la experiencia del dolor ni el cansancio en el trabajo”.
Recordó que en el evangelio, alguien le dice a Jesús, “bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”, a lo que Jesús respondió “bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica” Esto, agregó, es un elogio a María, porque fue la primera que escucha la palabra y la cumple, creyó con toda su vida y sus obras. “Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.