La vigilancia implementada por distintas corporaciones tras el homicidio de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, y el guía de turistas, prácticamente desapareció de los tramos carreteros que llevan a la comunidad de Cerocahui, en Urique, donde ocurrió el crimen que vistió de luto e indignación a toda una sociedad. Además de esto, los pobladores informan que "el Chueco" continúa haciendo presencia en el municipio, lo que los mantiene sumidos en la zozobra.
Los helicópteros de fuerzas armadas, que en algún momento sobrevolaron el lugar, fueron parte de una respuesta inmediata y efímera ante el reclamo de quienes habitan esta zona donde prevalece la delincuencia organizada.
Lo mismo ocurrió con los comandos integrados por el Ejército, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, así como Policía Municipal, ya que los caminos de terracería que conducen a la enclavada zona están desiertos, no existe un solo elemento vigilando, incluso en la entrada a Cerocahui, excepto cuando hay algún evento especial, y de forma esporádica.
Desde San Rafael, no hay quién vigile y controle la entrada y salida de vehículos, pues la presencia de corporaciones federales y estatales se limita a la plaza de Cerocahui, y el área que delimita el templo de San Francisco Javier, donde ocurrió el asesinato.
Tras el triple homicidio, el 20 de junio, se montó un operativo por los tres órdenes de gobierno, incluso, se definió una estrategia de seguridad para atender la zona, pero a la fecha no se observa lo mismo, no al menos permanentemente, lo que fue confirmado por habitantes de la zona.
Cerocahui está custodiado por la Guardia Nacional y el Ejército, los mismos elementos indicaron que han estado permanentemente, sin embargo dijeron desconocer si se lleva a cabo en todos los puntos aledaños, pues ellos “cumplen su deber en el lugar, nada más”.
Por su parte, el subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural de la Secretaría de Bienestar, quien acudió a la Sexta Feria de Productos Regionales, reconoció que las y los pobladores de la región han sido víctima de violencia que ha arrebatado vidas, y refirió el caso de los sacerdotes Joaquín César Mora Salazar, y Javier Campos Morales.
Agregó que “han sido muchos otros, los sembradores que han acaecido, y por eso el compromiso del gobierno de México por la justicia y la paz, y en eso estamos comprometidos, pues como dice el presidente López Obrador: la paz es fruto de la justicia”.
El funcionario indicó tras el evento oficial, y de manera breve, que la Guardia Nacional siempre ha acudido cuando se solicita apoyo, y que muestra de ello es la presencia que se tiene en la localidad de Cerocahui.
Indicó que el trabajo que lleva a cabo Sembrando Vida es, justamente, “pagando una deuda histórica con las comunidades de los pueblos indígenas”.
"DE CHIQUILLO NO ERA MALORA, LAS MAÑAS LAS AGARRÓ DESPUÉS”
La incertidumbre entre habitantes de Cerocahui se mantiene por la supuesta presencia de quien ha sido señalado como presunto responsable del asesinato de tres personas el pasado 20 de junio, Noriel G.P. "El Chueco”, “no se ha salido del pueblo, y no se irá", aseguran algunas personas del lugar, quienes poco se atreven a conversar sobre el tema, sin embargo afirman que permanece en la comunidad.
“Ese no es canijo, es ca… y medio”, afirmó un hombre de 86 años, quien dijo ser uno de los pobladores más longevos del lugar, por lo que conoce perfectamente a quien se encuentra prófugo de la justicia por atacar a los padres y a un guía de turistas, entre otros delitos que se le señalan.
“Lo conocemos los más viejos de aquí, pero le puedo decir que de chiquillo no era malora, las mañas las agarró después, ya crecido, cuando fue agarrando gusto por las cuestiones que ya sabemos, la tomada, la droguita y lo demás”, comentó, mientras conversaba con algunos contemporáneos del pueblo, afuera de la iglesia de San Francisco Javier.
A unos cuantos metros, en la plaza, algunos visitantes de otros puntos de Urique indicaron por el contrario, lo que han escuchado es que Noriel se fue “al otro, dicen que pasa temporadas allá y luego regresa”.
Aunque la información sobre el paradero del presunto responsable del triple homicidio es escueta, los habitantes de Cerocahui coinciden en que era conocido por todos que andaba “en malos pasos”, sin embargo algunos señalan que no es “nada nuevo que se metiera en líos con la ley, y que “los policías del lugar nunca hicieron nada por detenerlo”.