"Los poderes invisibles del maestro de educación física" fue el título de la ponencia presentada por Edgar Loria Muñoz, en el marco del XXVIII Congreso Internacional de Cultura Física de la UACH. Durante su intervención, invitó a los universitarios a convertirse en "superhéroes" de la educación física, lo cual implica una preparación integral para inspirar y motivar a sus estudiantes.
Edgar Loria es egresado de la Universidad de Costa Rica en la carrera de Educación Física y actualmente cursa una maestría en Ciencias del Movimiento. Con 30 años de experiencia en preparación física, entrenamiento, enseñanza y formación, su trayectoria lo avala como un referente en el campo.
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El ponente destacó que para liderar un equipo y convertirse en un "superhéroe" en el ámbito de la educación física, es fundamental ser respetable, creíble, inspirador y trabajar en el desarrollo personal, siempre con una meta clara.
En su exposición, compartió una anécdota sobre la Universidad de Stanford, institución de la cual han egresado 81 ganadores del Premio Nobel, 17 astronautas y cientos de jóvenes que han forjado carreras exitosas, destacando la importancia de una educación de calidad para alcanzar grandes logros.
Relató que en 1891, dos estudiantes de esta universidad enfrentaban la necesidad de conseguir dinero para pagar sus estudios de ingeniería, por lo que, con el objetivo de reunir fondos, idearon un plan.
Los jóvenes hicieron un acuerdo con el pianista Ignacy Jan Paderewski: él ofrecería un concierto y, con lo recaudado por la venta de boletos, le pagarían una suma acordada.
El pianista aceptó la propuesta, y el concierto se llevó a cabo. Sin embargo, los estudiantes no lograron reunir la cantidad prometida, por lo que entregaron al concertista lo recaudado y le solicitaron un plazo adicional para cubrir la deuda restante.
Para sorpresa de todos, el pianista respondió que lo entregado era suficiente, y que cubriría el resto del dinero como una forma de apoyar sus estudios. El concertista se estableció en Polonia, pero años después, al estallar la Primera Guerra Mundial, enfrentó las terribles consecuencias de la devastación, incluyendo hambrunas severas.
En busca de ayuda, el pianista contactó a Estados Unidos y sorprendentemente, la respuesta fue inmediata: toneladas de comida fueron enviadas en su auxilio. Intrigado, el concertista buscó al benefactor responsable de este gesto y, al encontrarlo, le preguntó por qué lo había ayudado. La respuesta fue conmovedora: "Hace 28 años, usted ayudó a dos jóvenes a estudiar ingeniería; yo era uno de ellos".
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Con esta historia, el conferencista ejemplificó que los maestros deben inspirar a sus alumnos a actuar, mostrando que el acto de ayudar puede generar grandes resultados.
"Quienes estudiamos educación física o nos dedicamos al deporte, debemos ser capaces de motivar, inspirar y generar un impacto positivo en las personas con las que trabajamos". Señaló que la autoevaluación honesta es fundamental para identificar las áreas en las que se debe mejorar y así ofrecer lo mejor a los alumnos.
Destacó la importancia de tener credibilidad como entrenadores o profesores, "para poder decir a los alumnos lo que sea y que ellos crean en el maestro".
"A menudo creemos que siempre tenemos la razón, pero estamos apuntando al objetivo equivocado", advirtió. Invitó a los estudiantes a trabajar desde su formación para encontrar ese "objetivo correcto" que les permitirá desarrollar los "poderes invisibles" de un verdadero maestro de educación física.