Esta tarde, el arzobispo de Chihuahua Constancio Miranda Weckman preside la celebración del Triduo Pascual del Jueves Santo, y la Misa de la Cena del Señor en la Catedral Metropolitana de Chihuahua.
El arzobispo recordó el amor y servicio de Jesús con el gesto del lavatorio de pies a 12 niños, tal como hizo el hijo de Dios con sus discípulos.
Durante el Evangelio de San Juan, antes de la Última Cena, se recordó cuando Jesús desató su manto y ató a su cintura una toalla, y de rodillas lavó los pies a sus discípulos. El evangelio muestra que Jesús hizo las veces de esclavo, y lo mostró arrodillado ante el hombre para servirlo.
Con ese acto de servicio amor y humildad, Jesús lavó la mancha del pecado, por ello el mandamiento del amor es un regalo y espera lo mismo de la humanidad. "Pues si yo, el Maestro y el Señor, ps he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”.
Al inicio de la celebración, en arzobispo Constancio Miranda Weckman invito a los presentes a reflexionar sobre el regalo que Jesús dejó a su pueblo con la Eucaristía, y el ejemplo del servicio a los demás que desea que los humanos repliquen.
Se explicó que el Triduo de la celebración de la Pasión, Muerte y Resurreción, que inicia este jueves santo, es un llamado a compartir con Jesús su persona humana, pero también su perosna divina.
"Instituyendo la eucaristía, pues El ha querido quedarse con todos los hombres" pero de igual manera llama a hacer las veces que hizo él.
Se explicó que en la fraternidad de la comunidad que celebra la eucaristía y pascua, tiene que haber servicio y sacrificio a los demás. "Tiene que haber amor en la comunidad para que se dé el milagro de la eucaristía y ese amor fluyan sin rezago".
Refirió que la entrega de Jesús para salvar a la humanidad es un misterio que no podemos explicar y no alcanzan las palabras para ello, por lo que es necesario hablarlo a traves de las obras del servicio.