Monseñor Constancio Miranda Weckmann, arzobispo de Chihuahua, presidió la santa misa desde la Catedral Metropolitana de Chihuahua, en la Solemnidad de la Natividad del Señor Jesús, al mediodía de este domingo 25 de diciembre, ante cientos de personas que se congregaron en el sagrado recinto.
El arzobispo Miranda Weckmann enfatizó que en el nacimiento del Niño Dios, hace 2022 años, Jesús se revela con sencillez y humildad a todas las personas, para que llegar hasta Él, pueda ser posible.
“El Señor a lo largo de la vida nos da señales -que vistas con ojos humanos, es posible que no nos digan nada-. Hemos de estar atentos para descubrir a Jesús en la sencillez de lo ordinario, envuelto en pañales y reclinado en un pesebre, sin manifestaciones ostentosas para que todo el que vea a Cristo, se sienta conmovido y no esperar más que ver a un niño recostado, acompañado por José y María”, expresó Monseñor Miranda Weckmann.
En ese sentido, el arzobispo Constancio Miranda, refiriéndose al evangelio, dijo que José y María, sorprendidos y alegres, invitaron a los tímidos pastores a que entren, vean al niño, y lo besen y le canten.
De esa misma manera, ahora María y José invitan a las personas a entrar y adorar al Niño Dios, una vez dentro de ese pesebre espiritual, le digan a Jesús con todos los hermanos, Rey del Universo, a quien los pastores encontraron envuelto en pañales, ‘ayúdanos a imitar siempre la pobreza y sencillez’.
“Jesús nace pobre, y nos enseña que la felicidad no se encuentra en la abundancia de las cosas materiales. Viene al mundo sin ostentación alguna, nos anima a ser humildes y no estar esperando el aplauso del mundo. No se humilla para que podamos acércanos a Él, para que podamos corresponder a su amor, con nuestro amor. Jesús, María y José, estaban solos, pero Dios buscó a unos pastores para acompañarles, porque como ellos eran humildes, no se asustarían al encontrarse con el Mesías, en una cueva, envuelto en pañales”, explicó el sacerdote.
Mencionó que de acuerdo a las escrituras, una gran luz envolvió a los pastores, y los cobijó con su claridad; y un ángel les dijo: ‘No tengan miedo, que vengo a anunciarles una gran alegría, que la será para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido el Salvador, que es Cristo el Señor’. Esa noche, los pastores fueron los primeros y únicos en saberlo.
“Hoy ha nacido nuestro Salvador, no puede haber lugar para la tristeza, porque acaba de nacer la vida, esta vida que acaba con el temor de la mortalidad y nos infunde la alegría de la eternidad. Cantemos con júbilo, porque el amor está entre nosotros, y siguiendo con el evangelio, hasta el fin de los tiempos”, alentó el arzobispo de Chihuahua.
El Padre Constancio, discernió que la presencia del Niño Dios es el amor en medio de la humanidad. El mundo ya no es un lugar oscuro. Quienes buscan el amor, saben dónde encontrarlo y que es de amor, lo que esencialmente anda necesitado cada hombre y mujer.
“También aquellos que pretenden estar satisfechos de todos, cuando el día de hoy, nos acercamos a adorar al niño, a hacerle alguna reverencia, acercarnos con el corazón, contemplemos el nacimiento y agradezcamos a Dios ese deseo hecho realidad de acercarse hasta nosotros para hacerse entender, hacerse querer; y nos decidamos a ser como niños, como los pastores, para así poder entrar un día al Reino de los Cielos”, dijo monseñor Miranda.
Para finalizar, deseó a todos una feliz navidad, y que el Niño Dios nazca en los corazones y senos de sus familias.
La feligresía brindó un aplauso al término de la homilía, mientras el arzobispo Constancio Miranda giró hacia la figura del niño Dios en el altar y dirigió hacia él su aplauso y dijo “al Señor”.