Después de un año 2023 en que prácticamente no llovió en el estado de Chihuahua, los agricultores y ganaderos enfrentan condiciones adversas y las lluvias de este año están lejos de reparar las pérdidas causadas por tantos meses sin precipitaciones suficientes. Aunado a esto, en Texas se escuchan voces que exigen que México cumpla con el tratado de aguas firmado en 1944, lo que implica la entrega de un tercio de la poca agua que han podido acumular las presas del estado que desembocan en el Río Bravo. Lamentablemente este tipo de presiones, exigiendo que se cumpla el Tratado ya han causado derramamiento de sangre en el paso.
El tratado entre México y Estados Unidos firmado en 1944 es conocido como el Tratado de Aguas Internacionales. Este acuerdo, firmado el 3 de febrero de aquel año, regula el uso y distribución de las aguas de los ríos Tijuana, Colorado y Bravo (o Grande) entre ambos países. Por ello, los estados más implicados en el Tratado de Agua son Chihuahua y Baja California.
Antes de la firma del tratado, existían disputas y desacuerdos sobre el uso y manejo de las aguas de los ríos que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos. La creciente necesidad de recursos hídricos debido al desarrollo agrícola e industrial en ambas naciones impulsó la necesidad de establecer un acuerdo formal y mutuamente beneficioso.
Principales Puntos del Tratado
Río Colorado: Estados Unidos se comprometió a entregar a México 1.85 millones de metros cúbicos (Mm³) de agua anualmente del Río Colorado.
Río Bravo/Río Grande: Se establecieron disposiciones para la distribución de las aguas entre los dos países, especificando que México proporcionaría 431.72 millones de metros cúbicos (Mm³) de agua anualmente a Estados Unidos de los afluentes que fluyen hacia el Río Bravo desde México.
Río Tijuana: Se incluyeron acuerdos para el uso y manejo de las aguas del Río Tijuana, beneficiando a ambas naciones en la región fronteriza.
La Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) fue designada para supervisar y administrar el cumplimiento del tratado. Esta comisión binacional juega un papel crucial en la resolución de disputas y la gestión conjunta de los recursos hídricos.
El Tratado de Aguas Internacionales de 1944 ha sido importante para la cooperación y la gestión sostenible de los recursos hídricos compartidos entre México y Estados Unidos. Ha permitido un marco de colaboración que ha perdurado a lo largo de los años, adaptándose a las necesidades cambiantes de ambos países y contribuyendo a la estabilidad y desarrollo regional. Pero también ha sido causa de controversias y conflictos importantes.
A lo largo de las décadas, el tratado ha requerido revisiones y adiciones para abordar nuevos desafíos, como el cambio climático y el crecimiento poblacional, que afectan la disponibilidad y demanda de agua. La CILA sigue trabajando para asegurar que las disposiciones del tratado se cumplan de manera equitativa y eficiente.
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La “guerra por el agua” del 2020
En el 2020, México enfrentó presiones para cumplir con sus obligaciones de entrega de agua a Estados Unidos según lo estipulado en el tratado de 1944. La región de Chihuahua, y en particular los agricultores y campesinos locales, se mostraron preocupados porque la extracción de agua de la presa La Boquilla para cumplir con el tratado afectaría gravemente sus propios suministros de agua, vitales para la agricultura en la región.
Los campesinos de Chihuahua se encontraban enfrentando una sequía severa, lo que hizo que la situación fuera más tensa, ya que cualquier extracción adicional de agua para cumplir con el tratado significaba menos agua disponible para el riego de cultivos. Argumentaban que el gobierno federal estaba priorizando el cumplimiento del tratado con Estados Unidos sobre las necesidades locales, lo que se percibía como una injusticia.
La desconfianza hacia las autoridades federales y la percepción de que no se estaban manejando los recursos hídricos de manera equitativa exacerbó la situación.
En septiembre de 2020, los disturbios se intensificaron cuando los campesinos tomaron el control de la presa La Boquilla para evitar que se extrajera más agua destinada a cumplir con el tratado. Este acto de protesta llevó a enfrentamientos con la Guardia Nacional y resultó en la muerte de una persona, así como varios heridos y detenidos.
Lamentablemente, en lo que, de acuerdo a la CNDH, se trató de una grave violación a los Derechos Humanos dos manifestantes fueron baleados por la Guardia Nacional, y perdió la vida Jéssica Silva, madre de tres hijos.
La resistencia de los agricultores obligó al Gobierno Federal a extraer agua de otras presas para pagar el Tratado. Y además se fortaleció el diálogo internacional para abordar los posibles conflictos sobre el agua.