Los ríos de la entidad han aumentado su caudal enormemente debido a la acumulación de semanas de lluvias casi constantes, ocasionadas por el Monzón de Norteamérica. A causa de esto, hemos visto daños en múltiples infraestructuras como puentes, viviendas y carreteras, pero también pérdidas humanas. Por ello es de gran importancia que conozcamos el peligro que representa la fuerza de un río embravecido y evitemos sus márgenes, ya no digamos intentar atravesarlo o nadar en él.
Una riada, también llamada avenida de agua (más conocida como crecida de río o arroyo, creciente o aguas altas), es la elevación del nivel de un curso de agua mucho mayor que el flujo medio de este.
Durante las crecidas el agua puede alcanzar velocidades de hasta 5 metros por segundo, por lo que podría golpear mortalmente a un persona contra un árbol o una roca con facilidad. Incluso una riada menor, de 2 metros por segundo, puede resultar fatal. Por ello muchas víctimas de estos fenómenos mueres a causa de los golpes y no por ahogamiento, como se podría pensar.
Como en nuestro estado se han acumulado varias semanas de lluvias, muchos de nuestros ríos y arroyos se encuentran por encima de su nivel usual. Y estas riadas, significan que el caudal de un curso de agua aumenta tanto que el lecho del río natural no puede contener toda el agua.
Entonces el agua lo desborda e invade un terreno más extenso que se llama lecho mayor o llanura aluvial. Por esta razón es importante respetar el espacio del río aunque pensemos que estamos lejos, el lecho mayor puede inundarse con gran rapidez.
Además de ocupar mucha extensión, el agua de los ríos puede tener gran fuerza, representando una amenaza para la infraestructura o arrastrar personas, animales y vehículos, por lo que son fenómenos extremadamente peligrosos, que como hemos visto en las recientes semanas pueden dejar daños materiales cuantiosos e irreparables pérdidas humanas.
Factores que hacen más peligrosas las crecidas de los ríos
La fuerza de una riada puede aumentar por diversos factores. El primero de ellos es, naturalmente, la intensidad de la tormenta que la genera. Esto se agrava todavía más cuando presa o represa comienza a gastar agua, es decir a derramar, causando repentinos y enormes aumentos en el flujo del agua. Por ello, cuando de las presas comienza a verter, hay alertas a las comunidades por las que atraviesa el río que recibe el nuevo volumen de agua.
Sin embargo, la pendiente o declive del terreno puede hacer que un volumen de agua corra a gran velocidad, capaz de derribar a alguien que va caminando por el lecho del río.
Así mismo, otro factor es la ausencia de obstáculos para frenar el flujo de agua. En nuestro estado, podemos ver que la falta de árboles y vegetación, en parte causada por la larga sequía de la que vamos saliendo, puede ser un factor que aumente la velocidad de las corrientes. Tal es el caso que quedó registrado en este impresionante video grabado en el río Satevó al inicio de la temporada de lluvias:
Otro fenómeno, que aumenta la velocidad con la que una crecida puede sorprender a las personas cercanas a un cauce, es el hecho de que las lluvias constantes han saturado los suelos reduciendo la capacidad de absorber agua, y por lo tanto el volumen que se desplaza por los ríos.
Probablemente el factor más importante que vuelve letal una crecida de río, sea la imprudencia humana. Si nos alejamos de los cauces de estos cuerpos de agua, si no construimos dentro del cauce mayor o tratamos de atravesarlos, estaremos seguros. Disfruta de los efectos de las lluvias, pero desde una distancia prudente.