El Día de San Juan Bautista, celebrado el 24 de junio, es una festividad católica con una estrecha relación con el solsticio de verano. Y marca el inicio del verano pocos días después del Solsticio. Como tal, es una fiesta popular que se celebra en muchos países de diferentes maneras. En particular, los habitantes del Desierto de Chihuahua podemos recordar que hace unos años, la costumbre era que chicos y grandes salían a las calles a lanzarse cubetazos de agua o chorros con la manguera.
Este día, también llamado “Fiesta de San Juan” o “Víspera o Noche de San Juan”, se celebra particularmente en España y América Latina, con verdaderas verbenas populares. En algunas partes se realizan desfiles, se encienden hogueras y antorchas, se lanzan fuegos artificiales. En general es una oportunidad para la convivencia y la diversión popular. Y así lo era para Chihuahua, hasta hace unos pocos años.
Una fiesta de agua y fuego
Incluso en lugares como Cantabria, España, la gente salta sobre las hogueras y pisa las cenizas candentes, además de bailar alrededor. Estos son rituales antiguos relacionados con el Solsticio de Verano que vienen desde el origen de esa celebración, remontándose a épocas pre-cristianas. Es decir tiene su origen en las antiguas religiones del Mediterráneo que veneraban al sol, y por lo tanto el inicio del verano era muy importante.
Y es que el solsticio de verano es el momento en el que el sol alcanza su máxima altura en el cielo durante el año y marca el inicio del verano en el hemisferio norte. En el calendario gregoriano, el solsticio de verano generalmente ocurre alrededor del 21 de junio.
La elección del 24 de junio para celebrar a San Juan Bautista tiene que ver con la relación simbólica entre el santo y el solsticio de verano. San Juan Bautista es considerado el precursor de Jesús y su festividad se sitúa cerca de este evento astronómico para enfatizar su importancia.
Estas celebraciones suelen involucrar fuego, agua y rituales de purificación. Y también es tradicional bañarse en ríos, mares u otras fuentes de agua en la mañana del 24 de junio, como un acto de purificación y renovación. Se cree que el agua en esta fecha tiene propiedades especiales y que sumergirse en ella trae buena suerte y protección.
En el caso de Chihuahua hasta hace poco tiempo la costumbre era salir a la calle a lanzarse agua, con cubetas, mangueras, pistolas de agua y globos llenos de agua. Una actividad en la que participaban principalmente los niños y jóvenes y que representaba una oportunidad para la convivencia de los vecinos de barrios y colonias. Esta participación del agua en la fiesta tiene una clara relación el el bautismo, en el cual se lava la cabeza las personas con agua.
La pérdida de una tradición
Durante los últimos años, los chihuahuenses vimos cómo esta tradición desapareció rápidamente ante la llegada de fuertes y largos periodos de sequía. Entonces el gobierno del estado así como los gobiernos municipales tuvieron que tomar medidas contra cualquier desperdicio de agua. Y esto incluía por supuesto esa curiosa celebración popular.
Con la vigilancia y la imposición de caras multas a quien fuera sorprendido tirando agua, la celebración de San Juan se convirtió en una víctima del racionamiento de agua, por demás indispensable en una región que lucha constantemente por conservar el vital líquido.
Y es que el cambio climático ha dado lugar a un aumento preocupante en la frecuencia e intensidad de las sequías en diversas partes del mundo. A medida que la temperatura global continúa aumentando, los patrones climáticos se están alterando significativamente, lo que tiene graves consecuencias para la disponibilidad de agua dulce en muchas regiones, como Chihuahua.
Así que se puede decir que esta tradición, con su carga cultural y de convivencia comunitaria, desapareció a causa del cambio climático y el calentamiento global que trajo un aumento considerable en la temperatura y una disminución de las lluvias, sometiendo a Chihuahua a una crisis del agua constante.