“Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo”, dijo don Constancio Miranda Weckmann, arzobispo de Chihuahua al adorar la Cruz, al igual que la grey católica que se reunió en el Catedral Metropolitana de Chihuahua en la conmemoración solemne de la Pasión y Muerte de Jesús.
Ante la cruz, el arzobispo don Constancio Miranda Weckmann, acompañado de los presbíteros Raymundo López y Alfredo Gómez se postraron ante la cruz, ello al inicio de la celebración religiosa.
La comunidad se reunió para recordar los últimos días de Jesús en la tierra. En el salmo responsorial, se dijo “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, mientras que en la segunda lectura se recordó que Jesús aprendió a obedecer enseñando a padecer y se convirtió en ejemplo, Jesús se humilló Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.
En el evangelio se recordó la pasión de Jesús, según San Juan, desde que fue aprendido y presentando ante Anás, Caifás, la negación de Simón Pedro, el canto del gallo, así como Jesús fue llevado al pretorio donde Pilato, quien le cuestionó “¿así que tú eres Rey? Jesús respondió “Tu lo has dicho, mi reino no está en este mundo. Yo nací y vine al mundo a ser testigo de la verdad”.
El arzobispo y los presbíteros leyeron el evangelio hasta que fue crucificado y entregó su espíritu, por lo que todos los presentes se inclinaron ante la cruz cubierta.
La homilía corrió a cargo del padre Alfredo Gómez, quien enfatizó que hoy un gran silencio se cierne sobre la tierra, el Dios hecho hombre está dormido. “Cristo ha muerto, ha perdido su vida terrena y es tan real como será tu muerte y mi muerte”, les dijo a los fieles reunidos.
Señaló que a Cristo ere un enemigo a vencer, porque su vida era amor, justicia, paz y solidaridad. Era crucificado solo, abandonado por sus discípulos. A Jesús le mataron por la vida que llevó y por la lucha de los hombres oprimidos, por la humanidad sumida en el poder del pecado que se convierte en su ruina, murió por la salvación de los hombres
“No podemos acercarnos a los pies del crucificado sin desnudar nuestra alma. La cruz nos conduce a una liberación que no se obtiene sin antes desprendernos de las falsas libertades. La cruz de Cristo deben invitarnos a cambiar la vida, pero como explicarlo a una sociedad que identifica el poder con la violencia y muerte, jugando a ser felices”.
El padre Alfredo destacó que no se debe olvidar que los cristianos son seguidores del crucificado y no se puede reducir la cruz, “no hay cruz sin dolor y sin esfuerzo, sin que nos mueva a la conversión y compasión de los hermanos. La cruz debe llevarnos a la esperanza”
Señaló además que este día terrible y majestuoso Jesús ha bajado al lugar de los muertos y se levantará victorioso.
Don Constancio Miranda se unió en oración a la grey católica para que aquellos que no creen en Cristo caminando en la presencia de Dios encuentren la verdad y que los creyentes les conceda vivir en el amor mutuo y comprender los misterios de su vida y ser testigos de su amor por el mundo.
Tras ello se dio paso a la adoración de la cruz, primero por el jerarca de la iglesia católica, luego por la comunidad, quienes fueron desfilando ante el madero, árbol de la vida, para rendirle reverencia.