La muerte de nuestro hermano Miguel nos entristece y recuerda hasta qué punto es frágil y breve la vida del hombre, pero en este momento la fe nos debe de reconfortar porque nos asegura que Cristo vive y su amor es más fuerte que la muerte, señaló don Constancio Miranda Weckmann, arzobispo de Chihuahua al presidir la misa de exequias del presbítero Miguel Ortega Beltrán, ex vocero de la arquidiócesis y párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
En la iglesia de San Felipe Apóstol se realizó la honra fúnebre al presbítero quien desde 1970 se convirtió en símbolo e instrumento de Cristo para anunciar la palabra. Sus manos, labios y corazón estuvieron consagrados al ministerio presbiteral por 51 años.
Don Constancio señaló que acompañan al cuerpo con veneración y respeto, así como la expresión de gratitud al Señor y la súplica para que participe en el banquete celeste.
Junto al cuerpo encendieron el cirio, la llama símbolo del cielo glorioso y resucitado que será el resplandor que ilumine el camino.
“Que el presbítero Miguel, quien tuvo la misión de anunciar el evangelio de Cristo, goce ahora cara a cara de esa misma verdad que vislumbró en la palabra de Dios y la la proclamó con celo”.
El presbítero Víctor Manuel Gómez Royval fue quien eligió las lecturas para la misa de exequias de Miguel, ellos fueron compañeros en el Seminario, fueron compañeros de trabajos pastorales y amigos.
Así como elevó una plegaria a Jesús por su descanso en paz, también tuvo una queja con nuestro Señor, “Te sirvió tantos años y sufrió, eso duele y la queja es lo que le dijo Martha a Jesús: si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano, si tú nos hubieras escuchado estaría vivo mi hermano, pero se que nos vas a cumplir”.
El padre Ortega sufrió un derrame cerebral hace 7 meses, tiempo de dolor y sufrimiento, que esté 27 de diciembre terminó al ser llamado por Dios ante su presencia.
El padre Gómez oró para que el buen pastor lo reciba y le dé el premio del siervo fiel que siempre trabajó por su reino.
El arzobispo pidió ala feligresía despedirse del sacerdote, quien entregó una vida sacerdotal al servicio de la Iglesia.
“No temas hermano, Cristo murió y resucitó por ti, esperamos que en el último día te librara de la muerte que acabas de sufrir”, dijo don Constancio al encomendar el alma del hermano Miguel, sus despojos humanos se perfumaron con incienso.
En comunidad oraron para que Dios le abra las puertas de la mansión celestial.
A nombre de la Arquidiócesis de Chihuahua presentaron sus condolencias a la familia, Asís hermanos Juan y Aurelio, así como al resto de los miembros de la familia. A la vez que agradecieron a quienes siempre estuvieron al pendiente del sacerdote.
El ahijado del padre Miguel a nombre de la familia Ortega Beltrán y sus descendientes agradeció a la quienes oraron por su salud, a quienes dedicaron su tiempo para cuidar de él durante su ministerio sacerdotal, al equipo de enfermería por su cuidado y trato humano, y a todos los que alguna vez tocó su corazón.
En hombros de sus hermanos sacerdotes salió del templo en medio de aplausos.