La Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, fue el escenario de la celebración de una misa especial para pedir por todas las víctimas de la violencia y sus familias en México, así como para recordar a los dos sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados al interior del templo de Cerocahui en el municipio de Urique.
El acto religioso fue presidido por el cardenal Carlos Aguilar Retes, quien externó a los presentes que, para encontrar la paz, es fundamental seguir la palabra de Dios quien invita a la bondad, a la paz y la armonía.
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Destacó que la reconciliación, va totalmente ligada a la promoción de la misma, la cual deben hacer los pastores y los líderes, asimismo, se debe proclamar la cercanía del reino de los cielos, para que las personas adquieran la convicción de transmitir a todos que el reino de Dios está en marcha.
“Para la reconciliación, el camino es el perdón y precisamente para perdonar, es necesario el amor; nadie puede afirmar que ama cuando no ha experimentado el perdón, Jesús mismo lo dijo en la cruz cuando estaba a punto de morir, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, expuso.
Hizo énfasis en que la gente debe aprender a distinguir entre el resentimiento y el perdón, y en el caso del resentimiento, se debe saber que este siempre es originado entre otras causas, por una injusticia, alguna infidelidad, una traición o por el dolor y sufrimiento de un homicidio de un ser querido.
Señaló que, ante un acontecimiento de esa naturaleza, surgen los sentimientos de dolor, de odio, de impotencia y de venganza, por lo que el resentimiento se mueve en las emociones, mientras que el perdón se mueve en el campo de la voluntad, es decir, es una acción razonada que busca sanar las heridas, lo que se logra aún más rápido, perdonando.
“¿Cuántos homicidios se evitarán si a los delincuentes recluidos se les ofreciera la posibilidad de un acompañamiento de desarrollo humano espiritual que los condujera a la recuperación de su propia dignidad, porque sólo así reconocerán y respetarán la dignidad de los demás; ante tales realidades se hace indispensable, promover procesos que fortalezcan el tejido social, las religiones en general tenemos la misión de anunciar el reino de Dios, que consiste en acompañar los procesos de desarrollo humano espiritual y educar en la capacidad de perdonar para alcanzar la paz social que tanto anhelamos”, subrayó.
El cardenal pidió para que los gobiernos promuevan las condiciones sociales, económicas, políticas y culturas, que lleven a México al desarrollo basado en la solidaridad y que asegure una paz duradera, asimismo se pidió orar por las víctimas de la violencia en el país, así como por los padres “Gallo” y “Morita” asesinados en la comunidad de Cerocahui en el estado de Chihuahua.
En la misa hubo decenas de personas que portaban fotografías de sus familiares desaparecidos o víctimas de la violencia, las cuales fueron colocadas junto a las imágenes de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora.